Tarde o temprano, pasa.
Llega un día en que tu bebé, que hasta ayer era porteado con soltura y alegría, no quiere que le subas «ahí».
A este fenómeno le llamamos «Huelgas de porteo».
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Pero…
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¿Qué son las huelgas de porteo?
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Son periodos de tiempo en que tu bebé no quiere ser porteado.
No hay que confundirlo con el periodo de adaptación que pasa un bebé cuando empezamos a portearle: hablamos de niños que ya son porteados habitualmente y, de repente, un día dejan de querer subir al portabebés.
Tienen un comienzo claro y, aunque en plena huelga no te lo creas, también tienen un final. Las huelgas de porteo tienen una duración determinada, más o menos larga, pero acaban.
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¿Cuándo y por qué llegan las huelgas de porteo?
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Las huelgas de porteo aparecen cuando hay un salto en la autonomía y movilidad del bebé: cuando descubren sus manos y empiezan a usarlas con intención, cuando empiezan a desplazarse (gatear, reptar o como sea) y, especialmente, cuando empiezan a andar.
Esos tres son los momentos críticos en que puede aparecer una huelga de porteo y, como te decía, especialmente la tercera: empezar a andar supone una ganancia en movilidad increíble para el bebé, no solo se puede mover por el suelo sino también en la vertical.
Además, descubre que, al empezar a andar, les dejamos hacer algo que, hasta ese momento, no era normal hacer: desplazarse por su cuenta no solo en casa sino también en la calle.
Así, el bebé quiere y necesita practicar esta nueva (y superpoderosa) habilidad. Por lo que no querrá que le llevemos aúpa puesto que esto implica dejar de andar.
Sin embargo, pronto descubrirá que andar cansa y que es más práctico que le lleven. Es el fin de la huelga de porteo. A partir de ahí, lo habitual es que quiera volver a ser porteado.
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¿Cómo puedo sobrevivir a la huelga de porteo?
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Para muchas de nosotras, el porteo es la manera normal de llevar al peque y el hecho de que no quiera ser llevado nos descoloca. Especialmente en los casos en que la huelga de porteo afecta también al carrito: quieren ir andando sí o sí.
Podemos probar varias cosas, ya que discutir con el peque suele ser lo menos efectivo y lo más agotador.
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Salir con tiempo suficiente para que ande un rato y, cuando se canse, ofrecerle el portabebés.
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Esto no siempre funciona. Por un lado, porque no siempre tenemos ese tiempo extra. Y por otro, porque hay ocasiones en que nuestro bebé valora más su recién adquirida autonomía que la comodidad de ser llevado.
Pero, en general, si te funciona, es el sistema más «amable». Se respeta su necesidad de andar y, cuando le llevas, lo haces con vuestro sistema de siempre.
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Portear a la cadera y-o a la espalda (si no lo haces ya).
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El porteo a la cadera y a la espalda les permite, en general, mayor libertad de movimiento y mayor visión de lo que ocurre a vuestro alrededor.
Así, es más fácil que se dejen llevar si vas siendo un poco «malabarista» y vas distrayendo su atención con todo lo que pase a vuestro alrededor. Prueba a llevar un juguetito que le mole o algo de picar para cuando el entorno no sea suficientemente entretenido.
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Usar ayudabrazos en lugar de portabebés para los trayectos en que te sea posible.
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Los ayudabrazos no son portabebés propiamente dicho sino, como su nombre indica, recursos que te ayudan a llevar en brazos a tu peque. Así, es más fácil alternar su afán caminante con tu necesidad de moverte a un determinado ritmo.
Ten en cuenta que no son para mucho rato, pero, a cambio, abultan poco y, como le dejan mucha movilidad a tu peque, es fácil que lo acepte bien.
Como ayudabrazos puedes encontrar los portabebés ligeros de malla (Tonga, Suppori, Kantan, etc.) y los asientos de cadera (HipSeat).
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Usar tu portabebé dejando la parte superior más suelta.
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Esto es más o menos sencillo según el portabebés que uses, pero en general, los peques que están en huelga de porteo agradecen ir lo menos sujeto posible y, si hablamos de niños de ya andan, es una solución posible.
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- Si usas fular, aunque midas como siempre por si se duerme, déjale luego el sostén por la cintura. Si te da reparo dejarle con la espalda tan poco sujeta, prueba dejándole el fular un poco por debajo de las axilas de modo que tenga total libertad de movimiento en los brazos. Y asegúrate de no dar el tope de tensión en la parte superior, déjale cierta holgura para facilitarle el movimiento del tronco también. Ojo, la zona lumbar, cadera y muslos como siempre.
- Si usas bandolera, las recomendaciones son similares a las que te acabo de hacer con el fular, ten en cuenta que la anilla facilita muchísimo esta diferencia de tensión que te comento y, sobre todo, reajustar dicha tensión si se duerme o pide contención.
- Si usas mochila, y tiene ajuste en la zona de tus hombros, es sencillo: la usas normalmente y luego aflojas esos ajustes. Si necesitas ajustar porque tu peque se duerma o necesite sostén, solo tienes que tirar de nuevo. Pero si tu mochila no tiene ajustes ahí, al aflojar los ajustes, se afloja todo el sostén del peque, por lo que quedará separado de tu cuerpo y puede que vayas incómoda (aunque seguro que más cómoda que llevándole a brazo puro y duro).
- Si usas mei tai, el problema es el mismo que con las mochilas sin ajuste en el hombro: cuando aflojes el mei tai, para dejar más movilidad, el bebé se separará de tu cuerpo disminuyendo tu confort. En cualquier caso, tanto con la mochila como con el mei tai, reajustar es sencillo así que puede ser una solución de transición: dejarle más flojo cuando le subes y, cuando esté más tranquilo y se deje, ajustar.
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Y, por supuesto y sobre todo, no olvides que «Esto también pasará». Y, como siempre, si necesitas ayuda para buscar alternativas que te funcionen en esta etapa de huelga, el profesional indicado es la Asesora de Porteo, busca la más cercana.
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Cuéntame, ¿has vivido una huelga de porteo? ¿Y cómo la sobrellevaste?
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Nota: este post fue escrito originalmente para el blog de La Escuela de Mamá, hoy cerrado.
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