Hace algunos post, entrevistábamos a Henrik Norholt, director científico de Ergobaby. De nuevo, le traemos al blog, esta vez traduciendo (con su permiso, claro) uno de sus artículos para el blog de Ergobaby: Ages & Stages: A science-based view on baby carrying positions.

Quiero empezar por darle las gracias, por dejarnos traducirle (aquí la traductora buena no soy yo, es Elo) y por compartir su experiencia y conocimiento.

Sin embargo, aclarar que desde Monitos y Risas desaconsejamos la postura cara al mundo siempre, por los motivos que él mismo expone en el artículo. Mi experiencia de cinco años atendiendo familias es que los bebés colocados a la cadera satisfacen su interés sin tener que colocarles «cara-al-mundo».

Es verdad que hay niños muy curiosos y que tienen claro lo que quieren, pero también es verdad que si un bebé conoce esa postura y la pide, es porque se la hemos ofrecido antes: bien con un portabebés bien en brazos. Entonces, mi recomendación es que evites esa postura en la medida de lo posible. Y para bebés que la conocen y piden, contarte que hay maneras de presentarles otras posiciones más adecuadas y «volver» a un porteo más respetuoso.

Te dejo ya con el artículo, al que por cierto le he puesto negritas. Como es un texto que nos han dejado traducir, te recuerdo que este blog está protegido por una licencia Creative Commons y que los derechos de autor son de Henrik Norholt. Así pues, si quieres usar este texto en concreto, deberás solicitarnoslo por un lado a Henrik y por otro lado a mí.

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Edades & Etapas: una visión científica sobre las posiciones de porteo

 

En este artículo describiremos algunos de los aspectos del desarrollo del bebé en el primer año que se relacionan con las posiciones ideales de porteo. Esperamos que esto te ayude a elegir adecuada e informadamente tu portabebés y las posiciones en las que colocarás a tu bebé.

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Necesidad de estimulación cerebral

Empecemos validando la idea de que los bebés necesitan ser estimulados por sus padres y cuidadores. Uno de los resultados claves de la gran cantidad de investigaciones centradas en el desarrollo del cerebro del bebé ha sido demostrar lo importante que es que el bebé reciba los estímulos apropiados. Al nacer, el bebé cuenta con el mismo número de neuronas que un adulto. La diferencia es el incalculable número de conexiones entre ellas que dará forma a la personalidad e inteligencia particular de cada bebé. El tipo de estímulos que el bebé reciba del mundo exterior dará forma a esas conexiones.

Cada experiencia del bebé activará una parte de sus neuronas. Cuanto mayor sea la frecuencia de esa experiencia, más fuertes se volverán las conexiones entre las neuronas activadas. Como dicen los neurocientíficos: “las células que se activan juntas, se conectan juntas”.

Pero, al igual que no tiene sentido intentar enseñar a un recién nacido a patinar sobre hielo, hay algunos estímulos que son más apropiados para unas fases del desarrollo que otras. Para entender qué estímulos son más apropiados y beneficiosos, hay que tener en cuenta las principales fases del desarrollo por las que pasa el bebé en su primer año.

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Las cuatro etapas del desarrollo del bebé

En los primeros meses tras el nacimiento, la principal función del desarrollo del bebé es la adaptación a la vida fuera del útero. Necesita dominar una serie de funciones básicas: succión, digestión, respiración, vocalización, defecación y visión. Estas funciones son muy demandantes al principio, por lo que el bebé dedica mucho tiempo a lo que se denominan “estados de ajuste”: dormir, adormecimiento, quejoso y llorando. Ocasionalmente, el bebé supera todo ello y experimenta una fase de alerta tranquila, que es justo eso. El bebé está tranquilo y mira a su alrededor observando el mundo. O más bien su mundo más próximo, ya que durante los primeros meses la visión del bebé se limita a entre 20 y 25 cm de distancia. Casualmente, esta distancia es la misma que separa el rostro de la madre y el del bebé mientras esta le amamanta o le coge en brazos.

Alrededor de los 2 ó 3 meses de edad, el bebé empieza a buscar activamente la interacción social con los adultos, usando su mirada y la sonrisa para atraer atención e iniciar conversaciones o episodios de juego. La madre, normalmente, responde a estos intentos del bebé con expresiones faciales exageradas y usando una voz aguda, denominada por Daniel Stern, un brillante investigador del desarrollo infantil, como el «maternés» (motherese). Los padres también pueden intervenir en estas conversaciones, una vez se dan cuenta de lo increíblemente divertidas que pueden llegar a ser.

Esto marca el comienzo de una fase, que dura alrededor de tres o cuatro meses (2-6 meses de edad) en la que el bebé está enormemente interesado en el rostro humano. El juego del bebé está orientado a aprender las reglas de la interacción social humana, leyendo e interpretando la multitud de expresiones faciales de su madre, padre y otros cuidadores. En el reto de atraer la atención y entretener al bebé, comunicándose por turnos, el niño también aprenderá a tolerar y regular la excitación, y a veces la frustración, que se mantiene en cada episodio de juego. Estos juegos, aparentemente inocentes, son vitales desde el punto de vista neurológico para crear empatía, desarrollar habilidades sociales y de comunicación, el gusto por el juego y la capacidad de tolerar el estrés.

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Elástico Ergo

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Alrededor de los seis meses de edad, con la aparición de la coordinación ojo-mano, la atención del bebé se va centrando gradualmente en los objetos del mundo. Además, en este etapa el bebé empieza a moverse, inicialmente arrastrándose y gateando, y comienza a explorar sus alrededores gracias a su nueva capacidad de desplazamiento. Los cuidadores principales (mamá y papa) ya no son el foco de atención, como sucedía en los meses anteriores. El rol principal de los padres pasa a ser descifrar e interpreter las situaciones ambiguas en las que el bebé se siente inseguro.

Un experimento (en laboratorio) muy ilustrativo en esta fase es cuando un bebé tiene que cruzar un pequeño pozo en el suelo, cubierto con un cristal, transparente para alcanzar un objeto deseado. El bebé comprobará la expresión facial de la madre; si la cara expresa horror o incertidumbre, el bebé no cruzará el vacío. En cambio, si la madre alienta al bebé a través de sus expresiones faciales, sí que lo hará. El bebé usa a su cuidador para regular sus propias emociones y su comportamiento.

Esta es la fase en la que el bebé aprende a compartir atención con otra persona, siguiendo las directrices de la mirada de su cuidador y también aprende a obtener la ayuda de su cuidador para conseguir objetos que están fuera de su alcance, señalando y comprobando si su cuidador se centra en el objeto deseado. El bebé se vincula emocionalmente con su cuidador primario (normalmente los padres) y comienza a mostrar señales de estrés frente a la separación y frente a las muestras amistosas de extraños, usando al cuidador como una “base segura”.

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Las fases del desarrollo y su relación con las posiciones en un portabebé

Durante los primeros meses, el bebé está más que satisfecho al ser llevado en una posición frontal, de cara a su cuidador. Desde el punto de vista del desarrollo, las funciones principales del bebé son la adaptación a la vida fuera del útero, por lo que no necesita una estimulación excesiva. Más bien al contrario, en el periodo del “despertar social” que se produce en torno a los dos o tres meses, el principal punto de interés del bebé es el rostro humano, por lo que la posición frontal mirando a su cuidador continuará siendo la ideal para la mayoría de los bebé, ya que ofrece una visión clara del rostro estimulante y excitante de su cuidador. En esta postura el bebé también puede observar la cara de su cuidador cuando se está comunicando con otras personas, lo que aumenta las posibilidades de aprendizaje.

En algún momento del primer año de vida, la mayoría de los bebés situados en posición frontal mirando a su cuidador empezarán a girar la cabeza para poder mirar lo que pasa detrás de él. Dada la flexibilidad del cuello del bebé y la amplia zona de visión que permiten los movimientos ocular, el bebé será capaz de percibir la mayor parte de lo que le rodea. Además, si el adulto presta atención a las señales del bebé, será capaz de adaptar su posición para ayudar al bebé en su exploración. Si esta solución se adapta para ti, y tu bebé está satisfecho, te sugerimos encarecidamente que mantengas a tu bebé en la posición frontal mirando hacia el adulto.

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Mochila Ergo

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Aún así, algunos bebés demostrarán claramente, a través de sus protestas, que la posición frontal hacia adentro no se adapta a sus necesidades para una estimulación visual adecuada. Es como si nos estuvieran diciendo “Quiero ver el mundo entero”. Si el bebé es capaz de sostener su cabeza, lo que es más que probable en esta etapa, se puede comenzar a portear a la espalda, a la cadera o en posición frontal mirando al mundo, siempre y cuando el bebé sea sostenido de manera ergonómica.

En cualquier caso, solo recomendamos la posición frontal mirando al mundo por periodos muy cortos de tiempo en entornos relajados y conocidos (conocidos para el bebé), siempre y cuando el bebé tenga al menos seis meses de edad.

De todos modos, el interés del bebé por la postura hacia fuera puede ser simplemente otra fase más que igual que llega se va. Puedes probar a ponerle cada vez mirando hacia ti y evaluar cómo reacciona. Muchos bebés que tienen mucho interés por ir hacia fuera vuelven a preferir la posición hacia dentro después de unas cuantas semanas.

Los bebés se pueden ver sobrepasados por un exceso de estimulación fácilmente, así que mientras le porteas en posición frontal mirando al mundo, te recomendamos que si notas que el bebé está inquieto o quejoso, le vuelvas a colocar en la posición mirando hacia el adulto o que pruebes el porteo a la espalda o la cadera. Tendrás que estar alerta también a los signos de que tu bebé está siendo hipnotizado o absorbido por el entorno sin posibilidad de abstraerse, ya que frecuentemente este comportamiento es un síntoma de que el bebé se siente inseguro y, por lo tanto, necesita controlar constantemente la situación, en lugar de desconectarse y buscar la seguridad del abrazo de su cuidador. Los bebés responden mejor cuando pueden ver a su cuidador y los padres pueden observar mejor las señales del bebé cuando pueden ver la cara de su pequeño.

La posición frontal mirando al mundo no se recomienda durante periodos prolongados ya que puede interferir con la habilidad paterna para responder y comunicarse con sus bebés. Cuando el bebé es porteado en posición frontal mirando al mundo, se le impide tener una visión clara del rostro de su cuidador. Esto resulta especialmente preocupante en los primeros seis meses, cuando las interacciones con las expresiones faciales del cuidador son vitales para el óptimo desarrollo neurológico del cerebro del bebé. Así pues, la posición mirando al cuidador es la única que recomendamos durante los primeros seis meses.

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Fular elástico Ergo

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Pero en los meses siguientes, el bebé seguirá necesitando frecuentemente la referencia de las expresiones faciales de su cuidador para interpretar situaciones ambiguas. Si al bebé no se le permite observar el rostro materno o paterno, se puede producir un estrés innecesario. Si este estrés se repite frecuentemente, puede dificultar el desarrollo de las capacidades básicas para regular el estrés, lo que, a largo plazo, puede deterioras la salud física y mental en la edad adulta.

La mejor posición para un correcto y saludable desarrollo de la espalda y de la cadera es la “postura ranita”. De hecho, esta es precisamente la posición en la que se coloca a los bebés en un arnés cuando se les diagnostica displasia de cadera, ya que esta postura estimula el correcto desarrollo de la articulación de la cadera. Colocar todo el peso del bebé en la entrepierna y dejar las piernas colgando rectas es, simplemente, inadecuado para lograr un óptimo desarrollo físico. Es por eso que solo recomendamos la posición frontal mirando al mundo en un portabebé que permita al bebé ir sentado con las piernas sostenidas como si estuviera en cuclillas.

Otra razón por la que recomendamos la posición frontal mirando al mundo por periodos muy cortos de tiempo es la comodidad de los padres. Cuando el bebé es porteado mirando hacia afuera, la espalda del porteador se ve sometida a tensiones adicionales, ya que siempre resulta más complicado llevar una carga que tira hacia afuera que otra que reposa sobre tu propio cuerpo. Por esta razón, te reiteramos que uses los portabebés ergonómicos en posición frontal mirando al mundo por periodos cortos de tiempo, volviendo al porteo a la cadera o a la espalda siempre que sientas que la zona lumbar se resiente.

La gran mayoría de los bebés serán muy felices de ser porteados a tiempo completo en la posición frontal mirando hacia dentro hasta pasados los seis meses, e incluso hasta los 12 meses. Y esta es la posición óptima que recomendamos.

La edad a la que algunos bebés protestan al ser porteados mirando hacia adentro es muy variada, ya que refleja la gran variedad de temperamentos y de entornos de los bebés. En el caso del entorno, algunos padres se enfrentan a situaciones muy complicadas durante el primer año de vida del niño que no tienen por qué estar relacionadas con el bebé. En un entorno familiar tenso, lo más probable es que el bebé busque activamente el confort y la seguridad de su cuidador y se centre en forjar adecuadamente esta importante relación antes de centrarse en el mundo. Si, por la razón que sea, no se ofrece al bebé un entorno familiar seguro y, al mismo tiempo, se trata ingenuamente de forzar la independencia prematura del bebé porteándole de cara al mundo, el desarrollo saludable del bebé ser verá afectado negativamente.

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Mochila Ergo a la espalda

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El porteo a la espalda es la posición que normalmente se emplea cuando el bebé pesa demasiado para la postura frontal o a la cadera. Para la mayoría de los padres, los 10 kg son el límite para el porteo frontal o a la cadera, un peso que el bebé suele alcanzar en torno al primer año de edad. El concepto básico para determinar la postura óptima en cada momento es entender que el desarrollo normal y saludable del bebé siempre comienza con la necesidad de grandes cantidades de contacto físico cercano e interacción padre/hijo para ir pasando gradualmente hacia mayores grados de independencia y curiosidad hacia el mundo en su conjunto. Pero ten siempre en cuenta: incluso en la exploración del mundo que le rodea el bebé sigue necesitando la referencia del rostro de su cuidador para interpretar la gran cantidad de situaciones nuevas y potencialmente estresantes. Así pues, en la mayor parte de los casos, la mejor postura para el bebé es mirando hacia su cuidador.

Por esta razón, te recomendamos encarecidamente que portees a tu bebé en posición mirando hacia el adulto tanto tiempo como sea posible, ya sea en posición frontal, a la cadera, o a la espalda. Solo bajo las circunstancias específicas y especiales descritas anteriormente, puedes recurrir a la posición frontal mirando al mundo durante cortos periodos de tiempo.

El mensaje principal es que debes seguir la iniciativa del bebé. Los padres son los que mejor conocen a sus bebés, así que elige la posición que sea mejor para ti y para tu familia, teniendo en cuenta todas las consideraciones anteriores.

Nota del editor: Este artículo es una revisión actualizada del que originalmente se publicó aquí.

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En la espalda con Ergo

 

Muchas gracias a Bei, de Tigriteando, la autora de todas las fotos, y madre de la bebé.

contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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