Hoy te traigo un post de Roser Ventura, psicóloga y sexóloga: Tres claves para enriquecer la función materna.
Esperamos que os resulte interesante y útil y este pueda ser el primero de una serie de post de Roser como colaboradora en Monitos y Risas.
Te dejo con su texto:
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Toda relación tiene un propósito sagrado: experimentar la unión, expresar el amor, es decir, compartir y expresar, pues solo de este modo puedes ser feliz. Nada más puede satisfacerte.
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El poder creativo y sanador de la madre
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Para una mujer, la relación más profunda y creadora es la experiencia de la maternidad.
No podemos olvidar que la herencia recibida en los últimos siglos ha sido desde un linaje femenino desprovisto de sus atributos más importantes, al ser gravemente dañado por la influencia del paradigma religioso.
Desde el propio catolicismo, que impuso la superioridad del hombre por encima de la mujer, se fue destruyendo la energía de lo matriarcal que perdió su espacio, su fuerza y su verdadera razón de ser en el mundo.
Afortunadamente llegan nuevos tiempos donde se le está facilitando a la mujer re-conectar con el conocimiento de su verdadera naturaleza y el propósito es restaurar los valores de lo femenino para devolverles su función primordial.
Por eso es importante que cada mujer, en su desarrollo y evolución, sin importar la edad, se reoriente sobre si misma y elija conscientemente volver a recuperar la coherencia interna y conquistar el equilibrio perdido.
Una de las claves más importantes en este proceso sanador para devolver a lo femenino su integridad es comprender el profundo significado que la función materna cumple en nuestra propia vida.
Al desvalorizar socialmente a la mujer dejándola como mera reproductora, la función materna quedó despojada de los valores fundamentales que intervienen en el desarrollo de todo ser humano ya desde el momento de la concepción, relacionados con su capacidad de ser y estar en el mundo.
La función materna es por naturaleza instintiva y sustentadora, si ésta se produce de forma incompleta, el niño no puede desarrollar sus capacidades de auto-cuidado y auto-sustento, necesarios para afrontar la vida, tanto en su dimensión biológica como espiritual.
Es en este sentido que podemos atribuir a la maternidad un poder creativo y sanador a partir de la relación simbiótica con otro ser, una experiencia de intimidad irrepetible que llena el corazón de gozo.
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Sanando la madre interna
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De la madre nacemos y comenzamos a experimentar, ya desde el feto, el amor desde su regazo. El equilibrio creado en la díada madre/hijo es lo que transmite al bebé la agradable sensación de estar vivo, de aventurarse a explorar los contornos de su mundo y confiar en él como un lugar afectuoso donde crecer con alegría y sana curiosidad.
Cuando este equilibrio es deficiente o no se da, cuando la madre no atiende o no sabe atender las necesidades del pequeño, el bebé crece defendiéndose porque aprende que el mundo no es un lugar seguro.
Para conocer de que manera se crean los cimientos de las relaciones personales, es necesario retroceder a esta primera relación amorosa: la que se da entre madre e hijo, porque de la calidad de esa relación depende su desarrollo futuro.
Es por esta razón que resulta fundamental conocer tu propia historia, identificando lo que no pudiste recibir de tu propia madre das el primer paso para subsanar los efectos que ese déficit haya podido tener en tu vida.
Si queremos convertirnos en madres libres parar criar hijos libres, tenemos que recorrer un camino de regresión hacia nuestra infancia para recordar, aceptar y sanar nuestras heridas, sanando la madre interna.
“Para desarrollar la madre interna, hace falta tener un deseo de amor incondicional y respeto hacia uno mismo”. Clarissa Pinkola Estés
Abriéndote a tu auténtica naturaleza puedes expresar la riqueza de lo femenino que vive en ti, de lo femenino surge el poder de crear y de sanar porque es desde donde fluye tu gozo y se abre tu corazón.
Lo que personalmente más me ha sorprendido de trabajar con grupos de mujeres es la capacidad innata de la mujer para conectar con su propia intimidad mientras cuida de sí misma, disfrutando de estar en su cuerpo, pudiendo compartir con las demás.
Debo decir además desde mi experiencia que el proceso más intenso que vives como mujer gracias la maternidad es la conexión con el entorno intrauterino desde donde despiertas a experiencias que son muy profundas.
Es en este sentido que me gusta reivindicar la maternidad como el proceso creativo y sanador por excelencia que facilita en mayor medida el proceso de recordar, comprender y sanar tu propia infancia.
Cada célula de tu cuerpo está lista para cooperar con los deseos de tu consciencia. Con la maternidad se inicia un ciclo de 5 años abierto a la posibilidad de sanar conflictos de modo consciente al mismo tiempo que se produce la conexión natural e instintiva con la realidad emocional de tu hijo, integrándolo al proceso de sanación interior.
Poder retornar al regazo de la madre que hay en ti es encontrar el amor que tanto anhelas, la maternidad te abre amorosamente el camino.
Cuando eres madre abres una puerta que te conduce a algunos rincones olvidados, a tu esencia femenina creadora, donde encontrarás la llave para sanar tu niña interna y convertirte en la madre que deseas ser.
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Entra en la sabiduría de tu cuerpo
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Descubres la verdadera maternidad ante el nacimiento de un hijo al vivirla en tu cuerpo, en profunda intimidad, fundida con tu bebé. La maternidad transforma tu visión del mundo por la fuerza sanadora de lo femenino.
Es verdad que las creencias que han prevalecido sobre lo femenino han dañado al cuerpo y han limitado tu capacidad de ser madre, pero eso va formando parte del pasado y creo todas nos alegrarnos profundamente por ello.
Existen muchas maneras de mirar tu cuerpo, de cuidar de él, de mimarlo, de amarlo, despertando a su belleza, la maternidad es una de ellas y la que bajo mi punto de vista más capacidad tiene para sanar la relación contigo misma.
Se me ocurre que hemos de mimarnos más, de las formas más simples. Regalarnos momentos de cuidado y de compañía con otras mujeres para poder compartir la experiencia de ser madres desde una nuevo modo de relacionarnos con nuestros cuerpos.
La mujer está cada vez más por la labor es estar presente en su cuerpo, en conexión con la tierra y alineándose con ella, despertándole de un largo letargo. Sentir ese vínculo ancestral hace que la concepción de la vida cambie, se transforme y lo más importante, te abra a la experiencia de una nueva y liberadora intimidad.
Habitando tu intimidad empezarás también a descubrir nuevas formas de comunicación con tu pareja y recobrarás el gusto por compartir experiencias que hasta hace poco resultaban difícil de transmitir.
Aunque el cuerpo haya olvidado muchas cosas después de siglos de haber sido negado, cada vez será más fácil devolver a tu vida los dones perdidos como mujer. Hay una parte en ti misma que no quiere ser nunca más rechazada, que no necesita tampoco ser mejorada, que solo quiere ser comprendida.
Parece que las mujeres estamos sedientas de vivir estas formas de recordar que nuestros cuerpos son sagrados y el placer de habitarlos es todo nuestro.
Siempre ocurre que aquella parte de ti que ha sido abandonada o ignorada, es la que más necesita encontrar un modo de expresión. Escúchate y no pienses, solo crea.
“Cuando una mujer reclama la soberanía de su propia autoridad interna, realiza un salto cuántico hasta la octava superior de lo femenino.
Se despiertan entonces sus sentidos más sutiles, la intuición, la claridad interna y la sensibilidad hacia su propio ritmo, alcanza ese delicado estado que es la Gracia, experimentando todo el poder, la fuerza y la profundidad de ser mujer”. Mary E. Marlow
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Acerca de Roser Ventura
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Roser Ventura es Psicologa Clínica y Sexóloga, especializada en Relaciones de Pareja y Transformación Personal. Ayuda de forma muy práctica y cercana, desde hace más de 2 décadas, a sus pacientes a mejorar la calidad de sus relaciones.
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