Ayer, Carolina Bescansa «incendió» las redes al llevarse a su peque a su lugar de trabajo: el Congreso.

Personalmente, estaba indignada, encendida. Por cómo se ha tratado el hecho en la prensa pero, sobre todo, por los comentarios que, mujeres sobre todo, vertían sobre el acontecimiento.

Por primera vez, la izquierda y la derecha españolas estaban 100% de acuerdo en algo.

 

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En resumidas cuentas, a Carolina Bescansa hay que «quemarla en la hogera» por xxx (pon aquí lo que más te guste, progre, atrasada, privilegiada, postureo, usar a su hijo…).

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Personalmente, vi en el evento una ocasión de hablar de la conciliación familiar. O mejor dicho, de la no-conciliación.

De sacar a la palestra la realidad de nuestro país en lo que a tener hijos se refiere: es es algo que haces bajo tu responsabilidad. Nadie te va a ayudar (aunque estés criando a los futuros miembros de la sociedad, los futuros trabajadores, los futuros pagadores de impuestos).

De hablar de las opciones que (no) tenemos los que no queremos criar a nuestros hijos en brazos de otras personas.

En lugar de eso, lo que se está haciendo es despellejar a esta mujer (que yo tampoco defiendo, no sé si lo ha hecho por figurar y, la verdad, no me importa).

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#YoTambién Lucas

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Ayer estaba «encendida». Publiqué un par de fotos mías con mis hijos en la tienda con el hashtag #YoTambién. Y en seguida otras mujeres empezaron a hacerlo (hombre, os animo a acompañarnos en esta reivindicación que también es vuestra).

Y como estaba «calentita», prometí un post para hoy con mi visión del tema. Y pedí que, quien quisiera ayudar a poner en perspectiva la realidad de las familias, me contara cómo concilian.

Este era el «llamamiento»:

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Facebook De Monitos y Risas

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La respuesta ha sido tan generosa que me siento abrumada (GRACIAS). Y no sé si puedo estar a la altura de vuestras historias.

Así que quiero empezar por contar vuestros testimonios.

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Hola soy Enfermera y con mi hija mayor me incorporé a media jornada cuando tenía 6 meses después de juntar baja, lactancia y vacaciones. Con la pequeña después de la baja cogí excedencia hasta que cumpla 3 años. Puedo permitírmelo, pero esto no es conciliar, es elegir criar o trabajar, si realmente pudiera conciliar no estaría tres años sin cobrar. Evidentemente no me puedo llevar a mis hijas al trabajo ya que es en un hospital.

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Pues yo ando rascando: semanas de vacaciones de 2015, lactancia, pero aún así es poquísimo. Me incorporaré con el pequeño sin haber cumplido los 5 meses y me da una pena… Me planteé muy seriamente pedirme excedencia, pero con un sueldo no vivimos, y habría pedido un préstamo para asumirlo, pero no podemos endeudarnos más.
Estoy intentando salvar una lactancia mixta bastante debilitada (hipogalactia, rechazo al pecho, extracción diaria, relactador), que es casi seguro que perderé cuando me incorpore.
Una baja de maternidad ridícula y una sensación de «qué vacaciones pagadas estás teniendo, a ver, vuelves ya?»

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Yo me las he llevado mil veces, no cunde nada, acabas de los nervios y cuando dicen que quieren volver te da un tick en el ojo. Pero enseguida se me olvida y me las vuelvo a llevar.

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Yo he arañado días y vacaciones que me debían y acumulación de horas de lactancia para empezar con seis meses cumplidos y luego trabajo media jornada, pero no libro días fijos y creo que por la situación económica voy a tener que aumentar a seis horas

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Yo he dado conferencias dando teta, he viajado con mis niños, a veces doy clases con ellos al lado, están a mi alrededor cuando trabajo en el ordenador. Trabajo en casa la mayor parte del tiempo, es mi elección para poder conciliar y estar con ellos, pero cuando he ido a dar charlas, etc., muchísimas veces me he llevado detrás a mis hijos, y lo único que ha pasado es que hemos estado más tiempo juntos, solo eso.

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Nosotros hacemos sesiones de fotos con las nenas correteando por el estudio como caballos desbocados…  A veces es un locurón, hace poco tuvimos una sesión de recién nacido y el bebe tenía un hermanito de 15 meses… así que imagínate, al papá del bebé jugando con su hijo mayor y las mías mientras nosotros le hacíamos fotos al bebé :lol:

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Yo he estado siete años con la jornada reducida, con las horas comprimidas para estar pocos días y horas fuera de casa. Me las he apañado para poder disponer de un día ven exclusiva para cada uno de ellos, hasta que han preferido pasar las mañanas con sus compañeros que conmigo. Cuando eran bebetones, han estado al cuidado de personas que los traían a mi centro cada dos horas para mamar y se han comido muchas reuniones (claustros y juntas de evaluación) metidos en el fular. He dado conferencias en la facultad con alguno de ellos al pecho, y presenté un congreso de psicología clínica con una de ellas a mis pies… Maratones nocturnos y sueño a toneladas. Tengo tres hijos y volvería a hacer todo lo posible porque pasaran conmigo todo el tiempo posible. No tengo que bajar a la mina y puedo hacerlo, y me alegra que haya muchas otras madres que decidan soluciones similares. ¿Soy una privilegiada? Puede que sí, puede que no… Quién sabe.

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Nosotros (porque somos nosotros, que a veces parece que sólo es cuestión de la madre), trabajamos en casa porque hemos apostado por crear nuestro pequeño negocio, y María ha estado con nosotros hasta que le ha tocado ir al cole (algo menos de tres años). Hemos tenido la suerte de estar siempre los tres juntos, pero a costa de trabajar sin horario, lo que es lo mismo que estar trabajando todo el día. Turnándonos el trabajo de taller (sería peligroso dejarla entrar) y el de «oficina». Compatibilizando lo que nosotros hacemos con cosas que pueda hacer ella, porque siempre quiere hacer lo que hagamos nosotros, y hay que reconocer que con mucho ipad a ratos, porque los trabajos manuales más o menos se pueden hacer a saltos, pero los que necesitan concentración no tanto. Nuestro último jefe nos habría dejado llevarla…pero habríamos tenido que hacer lo mismo…trabajar más horas de las que necesita un proyecto, porque sólo tenemos dos manos cada uno…es inevitable trabajar más lento.

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Mi no-conciliación ha sido volver a trabajar con jornada completa (amenazada para no atreverme a coger reducida cuando ya estaba embarazada de mi primera hija) cuando mis hijas tenían 4 meses y 20 días de vida. Las he dejado en una Escuela Infantil pública, subvencionada por el Estado (gracias por cuidarnos tanto papá Estado, y hacer tantas guarderías, que son imprescindibles, por supuesto). Y eso porque he unido el mes de vacaciones a la baja de maternidad, claro, que si no, ni los 4 meses. El permiso por lactancia no, ese se lo he «cedido» a mi marido, que en su puesto de trabajo ha sido el primer hombre que se lo cogía, por cierto (las feministas estarán orgullosas de mi) porque en mi empresa estaba «mal visto» cogérsela. Incongruentemente, llevo casi 4 años amamantando a mis hijas, pasando 12 horas al día fuera de casa desde como digo, los 4 meses, con un esfuerzo a veces sobrehumano por mi parte para mantenerla, por qué no decirlo, mientras mi marido le daba el biberón de mi leche a mis hijas en mi tiempo cedido de lactancia. Yo mientras en la oficina, con el saca leches, que es mucho más moderno, progre y liberador, dónde va a parar. Y así seguimos. ¿Que qué es lo que quiero? Pues puedo ponerme sentimental y decir todo lo que habría querido, como por ejemplo no haber tenido que ver cómo mis hijas gateaban o se sentaban por primera vez a través de un vídeo, o no haber tenido que renunciar a dar un paseo con ellas un sábado, para quedarme en casa ese rato a sacarme leche porque las reservas del congelador estaban bajo mínimos. Pero eso ya da igual, es pasado, y lo hice lo mejor que supe, y sobre todo, que pude. Lo que quiero es que nadie que no quiera, tenga que pasar por esto. Lo que quiero es que podamos decidir y elegir con libertad qué es lo mejor para nosotras y nuestros hijos. Y lo que quiero es que el día de mañana, mis hijas, puedan hacer lo que les de la gana, sin que nadie decida por ellas, y teniendo que renunciar a lo menos posible.

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Hay más. Y los voy a publicar todos. Porque visibilizar la lucha diaria de muchas familias es parte del trabajo nos queda por hacer, que no es poco.

 

Más lecturas al respecto:

Las renuncias de las madres.

Si los bebés votaran.

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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