El martes por la noche pasó algo que no me quito de la cabeza. Marcos estaba en la ducha, hacía unos minutos que Carlos se había ofrecido a secarle y no había querido salir. Ahora quería, pero Carlos estaba haciendo otra cosa y le dijo que se secara él.
Yo estaba con Lu. Marcos empezó a protestar, Carlos se olvidó de que es el adulto y en cinco minutos aquello era una bronca a gritos (uno en el baño, otro en una habitación) en la que los dos iban subiendo el tono cada vez más, no sólo el de la voz.
Yo tampoco debía estar muy fina, porque mi mejor idea fue pegar un grito que probablemente llegó hasta tu casa. Un «¡¡¡Basta ya!!!» seguido de un «no quiero seguir escuchándoos, Marcossécatelávatelosdientesyalacama» (así, sin respirar) y un «Carlosjoderquepareceselniñotú«.
Se hizo el silencio y escuché llorar a Marcos. Lloraba muy bajito, conteniéndose. Resoplé, y pregunté, «¿Qué te pasa ahora?
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«Sois unos padres horribles!!» ahora ya lloraba sin contenerse «papá me trata muy mal y tú me has dado un grito que me ha asustado muchísimo«. Ay, mi pobre niño, dejé a Lu en el suelo y fui a abrazarle y disculparme. Su padre ya estaba allí.
Marcos lloraba, y nos decía que no nos quería perdonar, que le tratamos mal porque es pequeño, y que él solo quería que le secáramos y le leyéramos un cuento.
Nos olvidamos muchas veces de cómo perciben él (ellos) la realidad. Para nosotros es obvio, intentamos criar con consecuencias y no con castigos, pero está claro que muchas veces ellos lo perciben como castigos y probablemente lo sean.
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Consecuencias naturales vs. castigos.
Una consecuencia natural sería si se cae un vaso, que se rompe. Quizás para nosotros, otra consecuencia natural es que lo tiene que recoger, pero eso realmente no es una consecuencia natural, sino que es impuesta por las normas de convivencia, que obviamente, hay que ir enseñando con paciencia.
Volviendo a la situación de la otra noche, Carlos veía claro que ya se había ofrecido a secarle, que había «perdido su oportunidad» y por tanto la consecuencia es que se tenía que secar él solo. Pero Marcos quería estar unos minutos más en la ducha, y no entendía por qué ahora papá no le quería secar.
Ahora pensándolo en frío, yo tampoco. Estaba haciendo la maleta, pero realmente daba igual secar antes a Marcos y luego hacer la maleta, que empezar la maleta, secarle y luego seguir, el tiempo invertido en ambas acciones sería más o menos igual en cualquiera de los dos casos.
Entonces, realmente, ¿gestionamos esta situación de esta manera para enseñarle que los demás también tienen cosas que hacer y que hay que tenerlo en cuenta, o simplemente queríamos que se acostara ya?
De nuevo, pensando en frío, era esta segunda opción. Si realmente hubiéramos querido enseñarle, se lo habríamos explicado cuando dijo que no quería salir todavía de la ducha, en plan, Mira Marcos, papá tiene que hacer la maleta y yo secar y acostar a Lucas, si no quieres que te sequemos ahora luego tendrás que hacerlo tú solo.
Pero eso requiere que nos paremos a pensar y nos pongamos en su lugar y escojamos las palabras, y no siempre estamos de humor y muchas veces DAMOS POR SENTADO QUE NO ES NECESARIO. Porque a nosotros nos parece obvio.
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Conocer el desarrollo cerebral para entenderles mejor.
Pero para ellos no lo es, y eso es porque su percepción del mundo es diferente.
La neurocientífica Sarah-Jayne Blakemore ha dirigido una investigación cuyos resultados apuntan a que el córtex prefrontal es la zona del cerebro que necesita un período de desarrollo más prolongado.
Esta región cerebral es donde residen las funciones cognitivas superiores como la planificación y la toma de decisiones.
Además, juega un papel clave en el comportamiento social, la empatía y la interacción con otros individuos, y en ella residen algunos rasgos de la personalidad. Su maduración dependen de la edad y del aprendizaje.
Traducción de la imagen: La materia gris disminuye cuando el cerebro madura. A continuación, 15 años de desarrollo del cerebro se comprimen en cinco imágenes, mostrando un cambio de rojo (menos maduro) a azul.
El neocórtex es el foco de la generación o resolución de problemas, análisis y síntesis de información, del uso del razonamiento, el pensamiento crítico y creativo.
Y ya vemos que en la primera infancia se está desarrollando. Es como si tuviéramos un amigo francés que no habla español, y nos enfadáramos con él porque no nos entiende cuando le hablamos en español. Con el agravante de que nosotros hemos sido niños, hemos estado allí, sabemos hablar francés.
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Un propósito.
Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto ponernos en su lugar? ¿por qué les tratamos como si fueran señores bajitos que tienen que ver el mundo igual que nosotros?
La verdad es que ahora mismo no lo sé, y realmente, no me importa, porque YO NO QUIERO QUE MI HIJO ME PERCIBA COMO UNA MADRE HORRIBLE. Así que toca esforzarse más.
Pero me quedo con lo positivo, y es que Marcos sabe que le estábamos tratando MAL. Para él eso no es normal, sabe que no se lo merece, que las cosas no se hacen así.
No lo ha normalizado, no lo ha interiorizado, así que 1) tan mal no lo estamos haciendo y 2) estamos a tiempo de hacerlo todavía mejor.
Y ese es mi propósito para 2013: recordar cada día que es (son) niños, MIS niños, y que tengo que tratarlos como tal, como merecen, como me habría gustado que me trataran a mí, con respeto, con empatía, con AMOR.
Un artículo que quizás te interese, en Bebés y Más, El cerebro del bebé.
Fuente: http://jesusgonzalezfonseca.blogspot.com.es/2011/04/que-edad-madura-nuestro-cerebro.html
Me ha gustado mucho la ultima parte, porque me ha hecho reflexionar sobre mi caso particular, no lo había visto de esa forma y los comentarios de la gente tampoco ayudan, pero al leerte, me reafirmo, no lo estoy haciendo tan mal, el hecho de que mi hijo me diga que lo trato mal, en una situación como la que os ha pasado a vosotros, ahora se que el lado positivo de eso es saber que el no ha interiorizado eso como normal y que eso significa que no lo estamos haciendo del todo mal, pero que aún podemos hacerlo mejor.
Gracias por estas palabras!!!
Claro Cristina, es una llamada de atención, dolorosa, muy dolorosa, pero eso, nada más y nada menos.
Gracias a tí, y suerte y fuerza para tu camino <3
Un abrazo
Elena
Un articulo genial. Me siento muy identificada en ocasiones de mi vida. y como luego en frio vemos las cosas de distinta manera. Los niños son un milagro y muchas veces no creemos en los milagros por eso estan ellos para que nos demos cuenta de todo lo que podemos cambiar si nos fijamos un poco.
Me emociona muchisimo leer tus palabras y me hacen sentir menos sola y mas dispuesta aun si cabe a mejorar dia tras dia.
Gracias
Me alegra ver que somos muchas las que estamos dispuestas a escuchar a nuestros hijos. <3
Gracias a tí
Un abrazo
Elena
Me ha gustado mucho leerte,realmente estas cosas suceden porque nos olvidamos de estar más en el presente y las prisas del día aveces mentales no nos dejan disfrutar de nuestros peques al 100% pero creo firmemente en que siempre se está a tiempo de mejorar. Gracias!
Enhorabuena, no todos los niños son capaces de expresarse tan bien para hacer ver a sus padres una situación que no comprenden y no todos los padres saben reconocer sus propios «errores» Lo pongo entre comillas porque creo que es imposible hacerlo siempre bien, y siempre se nos puede escapar un grito aunque sepamos que no es lo correcto.
No sé que edad tienen tus niños (supongo que pequeños), pero si te sirve de dato, a mi me gustan mucho los libros de Margot Sunderland «La ciencia de ser padres» y el de R. Samalin «Con el cariño no basta» Han sido mis referencias para todos los momentos en los que me he visto perdida y no sabía como hacerlo mejor.
Un saludo, me alegro de conocerte
Muchas gracias, por tus palabras y por tus recomendaciones de lectura. Tomo nota. Mis niños son pequeños, casi cinco el mayor y 19 meses el pequeño. Y con el mayor es complicado muchas veces mantener «los pies en el suelo» respecto a su edad, porque habla tanto, se expresa tan bien y razona de esa manera (que ya quisieran muchos adultos) que muchas veces le quiero traer a él a mi territorio, en vez de irme yo al suyo, que es lo que debería hacer.
Es complicado, porque por muy convencida que estoy, cuando estoy cansada, enfadada, etc. me veo de nuevo haciendo estas cosas con las que estoy en desacuerdo, pero que están ahí y salen solas… Aunque he de decir que cada vez con más facilidad las voy controlando. Como todo, cuestión de práctica. Pero necesito más práctica.
Muchas gracias!
Elena
Me ha encantado!!! Y me ha entristecido a la vez porque me he visto reflejada…y desde fuera, las cosas aún duelen más. Yo no pego pero algún grito mío duele más que una gran bofetada. Gracias por tu hermosa sinceridad y por tu gran propósito para el 2013: me uno a el contigo – Amor y mejora maternal porque son niños, actúan como niños, sienten como niños…y nosotros debemos ser asertivos, ponernos a su altura. Mil gracias por escribir así, por compartir como lo haces. Un abrazote de oso amoroso, Yolanda
Gracias a tí, Yolanda.
Facilita el camino saber que no andamos solas, ¿verdad? Un abrazo muy muy apretao también para tí.
Elena
Dios mio, como me he identificado con esta situación….. tantas veces me olvido de pararme a mirar el mundo con sus ojos, a recordarme que yo soy la adulta…….. gracias por este post.
Gracias a tí, María,
Yo creo que la inercia de nuestro mundo de «mayores» es muy grande, necesito un esfuerzo fuerte de concentración para salir de ahí cuando es tiempo de estar con él (con ellos); y no hablemos si estoy cansada, fin del día y solo estoy pensando ya en sentarme un rato…
Un abrazo,
Elena
Muchas gracias Bea!!
Tienes razón, pero al final, yo puedo tener muy claras las cosas, y tener propósitos muy buenos, pero si pierdo el control, la percepción de Marcos es la que es. Y por mucho que me disculpe, que luego googlee y me haga buenos propósitos y los comparta con vosotros, el grito se lo ha llevado. Eso es lo que me duele. Que mi camino personal va muchas veces «a su costa», cuando tendría que ser «a su lado».
Un abrazote!
Elena
Cada vez que grito a mi hija me arrepiento profundamente y cada vez me prometo que no lo volveré a hacer, que sé que le hago daño y se siente mal… y no entiendo porqué vuelvo a caer en ese maltrato. Me vuelvo a sentir mal una y otra vez, y cada día hago esfuerzos por no repetir ese odiado comportamiento que sé que no se lo merece. Leo y leo muchos artículos que aconsejan cómo evitar los gritos y al final no consigo controlarme al 100%. Se que la mayoría de las veces que le quiero gritar lo evito, pero ¿porqué no todas? Es que no le grito a nadie así, sólo a ella que es a la que más quiero en el mundo. Estoy escribiendo esto y aún me siento peor. En fin, con que me leas ya me sentiré mejor, quizás al hacer esto consiga gritarle menos. Gracias por tu artículo.
Un abrazo muy fuerte, Sonia.
No gritamos a nadie como gritamos a nuestros hijos por varios motivos. El principal creo que es porque nos han tratado así, es la manera que conocemos, la que tenemos interiorizada. Y cuando nos enfadamos, emocionamos, asustamos, etc. es decir, cuando tenemos una emoción muy muy fuerte el cerebro, que es un gran ahorrador de recursos, tiende a ir por el sendero más marcado, el que llevamos más años transitando. Y ese es el del grito (manotazo, «porque lo digo yo», y todas sus variantes).
Y el segundo motivo en mi opinión, y está muy relacionado con el primero, es que nuestros hijos desatan en nosotras emociones que nadie más puede generar, por eso mismo, porque son nuestros hijos. Por un lado, nos espejan: vemos en ellos cosas nuestras que no nos gustan, cosas nuestras que ellos no potencian, o que frente a lo que nosotras consideramos un buen-trato ellos no reaccionan como creemos que habríamos reaccionado nosotras en su situación (nosotras, que no fuimos «igualmente bientratadas»). No sé si me explico. Por otro, que simplemente por ser nuestros hijos hay más emociones «sobre la mesa» cuando estamos con ellos. Y nadie nos ha enseñado a lidiar con las emociones «negativas», al menos a mí no. Y no sabemos qué hacer con esas emociones negativas tan potentes.
Así que toca trabajarse como ya lo estás haciendo. Y no dudes en buscar ayuda si crees que la necesitas, desde libros a grupos de madres pasando por profesionales, no hay nada de malo en intentar ser mejor madre.
Muchas gracias, mucho ánimo
Elena