Cuando vas a tener un parto en casa, normalmente eliges para que te acompañe una comadrona, ginecólogo o doula que te resulte de confianza (incluso puede que cuentes con varios de estos profesionales, un equipo habitual es el de comadrona y doula). Estos profesionales estarán contigo desde el principio de la dilatación hasta que, una vez nacido tu bebé, haya pasado el tiempo suficiente para asegurarse de que todo va bien, ayudarte en el agarre al pecho, etc. Pero no todas podemos/queremos tener un parto en casa. Si tu opción es un parto hospitalario, entonces lo más probable es que en el hospital sólo pueda acompañarte una persona. Es decisión tuya elegir quién, pero lo normal es que el elegido-a sea nuestra pareja. Y lo ideal es que este acompañante esté tan informado como tú y al tanto de tus deseos y preferencias. En otra ocasión hablaremos del plan de parto, pero en este artículo queremos hablar del parto (en todas sus fases), en movimiento; es decir, de las posturas que podemos adoptar durante las diferentes fases del parto para facilitar la dinámica y minimizar el dolor. Yo os diría que, sobre todo, no os conforméis con la educación prenatal que nos dan en la Seguridad Social (o en la Aseguradora donde os estén llevando el embarazo). Según qué profesionales te toquen, la información que te facilitan no tiene por qué ser la más adecuada. Es decir, que busquéis información más allá, informándoos de los protocolos y rutinas de vuestro hospital, de las recomendaciones de la OMS, de las opciones que tenéis, etc. La información es poder, y no deberíamos ir a parir a “ponernos en manos de la suerte”, ya que es un momento trascendental en nuestra vida, y no digamos en la de nuestro hijo. En mi caso, he contado con Yolanda, profesora de yoga, doula y comadrona, que nos diseñó una sesión a nuestra medida para, sobre todo, “convertir” a mi pareja en un buen acompañante durante la dilatación, parto, posparto inmediato, etc., dándole información y herramientas para ser partícipe activo del proceso. Estuvimos hablando bastante acerca de la movilidad durante la dilatación y el parto, aunque, como teníamos que ver tantas cosas, nos quedamos escasos. Está demostrado que la libertad de movimientos, la posición vertical y buscar posturas que abren el canal de parto facilitan la dilatación y el parto. Por eso, hemos seguido ampliando la información que nos dio Yolanda. Y sobre eso queremos hablar hoy: Dilatar y Parir en movimiento.
Fisiología de la dilatación y el parto; el movimiento.
Es importante el movimiento, ya que la pelvis no es un pasaje estático, sino que, gracias al juego entre articulaciones y tendones, dependiendo de la posición que adoptes, la apertura será mayor o menor.
xEl bebé, además, durante el camino hacia el mundo exterior, también cambiará de posición (o lo intentará al menos) rotando para adaptar su postura y cuerpo a la abertura del canal del parto:
Durante la dilatación y parto, pues, hay muchos aspectos que varían dependiendo de la postura adoptada por la madre:
- Diámetros de la pelvis
- Eficacia de las contracciones uterinas
- Posición del feto
- Oxigenación fetal
- Duración del parto
- Intercambio de gases en la madre
- Dolor de espalda en la madre
- Pérdida de sangre
- Desgarros en el periné
- Uso de medicamentos (analgésicos, oxitocina)
- Estado psicológico de la madre
Litotomía o posición ginecológica
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Históricamente, y en diferentes culturas a lo largo del planeta, las referencias que encontramos al parto siempre es en vertical. Sin embargo, en el s. XVII murió María de Médicis durante el parto, y la medida que se tomó fue sustituir a la partera real por un cirujano, Julien Clement, al que podríamos definir como el primer ginecólogo. Él fue quien introdujo la posición horizontal para su propio beneficio. En el s. XVIII el que por aquel entonces ocupaba dicho lugar en la corte francesa, Francois Mauriceau, escribió un libro alabando la postura horizontal: desde Francia la práctica se extendió al mundo occidental, Europa y Estados Unidos.
Pero… ¿Adivináis cuál es la postura en la que la cadera está más cerrada? Cuando nos encontramos tumbadas-os boca arriba… ya que el coccix es comprimido por la cama, así que queda colocado hacia delante estrechando la salida y, por tanto, alargando el proceso de dilatación. Además, como la cama es rígida, no permite que el coccix se retraiga cuando es necesario durante el expulsivo. Así, toda la relaxina que durante el embarazo ha ido reblandeciendo los tendones para permitir mayor movilidad de la cadera, resulta inútil (con las posibles dificultades que eso te haya acarreado, como molestias en la sínfisis púbica). Pero parir y dilatar tumbadas boca arriba (en la postura «normal» hospitalaria, llamada litotomía o ginecológica) tiene otras desventajas. Tanto que, como dice Michel Odent, después de haciendo el pino es la peor postura posible para parir:
- Se presionan los grandes vasos sanguíneos: la vena cava inferior se encuentra comprometida por lo que el retorno venoso decrece ya que disminuye su calibre. Por esto, el volumen de sangre situada en el tercio inferior del tronco y piernas aumenta (ya que se ralentiza el retorno) y eso tiene como consecuencia que disminuya la sangre en circulación en el resto del cuerpo y, concretamente, en el útero. Esto hace que el ritmo de las contracciones se altere, tendiendo a ser más débil y menos frecuente ya que disminuye la oxigenación del útero. Otros efectos en la mujer, debidos a esta alteración en la circulación sanguínea, pueden ser: disnea, mareos por hipotensión, edema de piernas, malestar. El bebé, por su parte, alterará su ritmo cardíaco lo que, si está siendo monitorizado el parto, se traducirá en mensaje de sufrimiento fetal. Y, en este punto, el personal sanitario intentará acelerar el parto con intervenciones que se podrían evitar ya que un simple cambio de postura, como por ejemplo tumbarse de lado, es suficiente para mejorar la circulación sanguínea. Es más, con inclinar la cama 10º a la izquierda podría ser suficiente.
- Parir en litotomía es parir en contra de la gravedad. En el parto boca arriba, el canal de parto se orienta hacia arriba y se alarga y estrecha. Así pues, hay que empujar al bebé por un camino más largo, más angosto y, además, cuesta arriba. Se pierde la ayuda de la gravedad que, al contrario, se convierte en una enemiga, ya que hay que «luchar» contra el peso del bebé, y el pujo se hace más dificultoso. De nuevo, este «descenso» más lento provoca que se intenten acelerar el parto con intervenciones: forceps, kristeller, etc.
- En esta postura, además, la cabeza del bebé no está apoyada contra el periné, ya que el periné le queda «arriba». Esta ausencia de una presión efectiva y constante sobre el periné no permite la distensión del mismo de modo eficaz y tranquilo. De nuevo, una intervención innecesaria provocada por la postura inadecuada: la episiotomía ante la falta de una dilatación «adecuada».
- Esa presión de la cabeza del bebé sobre el periné no sólo influye en la dilatación del mismo, sino que genera un impulso nervioso que actúa sobre la hipófisis y estimula la liberación de oxitocina, que es la hormona responsable de la musculatura uterina y, en último extremo, de la progresión del parto. Así pues, ante esta ausencia de estimulación, se segrega menos oxitocina, lo que alarga el parto. Se ha podido calcular que el tiempo de dilatación de los 4 a 10 cm. en posición horizontal es un 50% más que en posición vertical, y ya sabemos lo que pasa cuando la dilatación se hace lenta…
- Hemos visto en los vídeos que el bebé necesita rotar para poder atravesar el canal de parto suavemente. Pues bien, en la posición de litotomía (o en decúbito) el bebé tiene muchísima más superficie apoyada que en una posición vertical (en la que sólo apoya sobre una fracción de su cabeza). Así, debido a la mayor fricción, el bebé tiene más dificultades para girar si su madre está en posición tumbada. Además, al igual que la mujer carece de la ayuda de la gravedad, lo mismo le ocurre al bebé, que debe impulsarse hacia arriba en lugar de dejarse caer hacia abajo. Si le sumamos que no cuenta con los movimientos facilitadores de su madre, no nos sorprende saber que algunos estudios han demostrado que el parto se acorta y causa menos alteraciones del ritmo cardíaco fetal y menos moldeamientos del cráneo del feto cuando la mujer es libre para moverse y caminar durante las fases de dilatación y expulsión.
Estas son las dificultades propias de la posición tumbada boca arriba (decúbito supino), pero en la atención al parto, se añade que las piernas están inmovilizadas sobre los estribos, lo que nos deja sin posibilidad de usarlas, siendo los músculos más potentes del cuerpo. Además, los abdominales, que tienen gran parte del trabajo de empujar, pueden ejercer más fuerza cuando los pies se apoyan sobre el suelo. Por otro lado, existe el riesgo de ejercer compresión nerviosa debido a la presión ejercida sobre las piernas colgadas en los estribos, si los pies no están debidamente afianzados en los mismos.
Así, pues, vemos que esta postura tan extendida es claramente perjudicial para el desarrollo del parto, así que… ¿por qué se sigue usando? Pues porque es la que facilita al profesional médico, normalmente ginecólogo, que realice las «intervenciones» que consideren oportunas para llevar el parto a «buen término». Intervenciones que, como hemos visto, se podrían ahorrar simplemente usando otra postura, pero entonces la zona perineal no estaría tan expuesta y por tanto supondría mayor dificultad para los profesionales. Es decir, nos hacen parir tumbadas (cada vez menos, la verdad) con los riesgos que conlleva básicamente para no tener que «agacharse».
Puede que, pese a todo esto, te encuentres en una situación en que «te toque» dilatar y-o parir en esta posición. Bien porque te anestesien con (demasiada) epidural y pierdas la posibilidad de usar tus piernas, bien porque el equipo médico de tu hospital se niegue a atenderte en otra posición, o por lo que sea. Ten en cuenta que siempre puedes hacer algo para mejorar la situación:- Cambiar de postura: aunque sea ligeramente, durante la dilatación es de gran ayuda cambiar de posición. Cambia de lado, evita estar apoyada en tu espalda, pon almohadas bajo diferentes zonas de tu espalda y cadera de manera que vayas cambiando la postura de tu cuerpo…
- Ponerse de lado minimiza las dificultades inherentes a esta postura. Si estás en un «potro» ya en paritorio es más difícil, pero durante la dilatación es posible (incluso con monitorización fetal y/o anestesia) ponerse de lado. Tu acompañante puede ayudarte: puede que esta posición te ayude a dilatar y-o a estar más cómoda. (*)
- Durante el parto, te dará mayor comodidad y soporte una almohada debajo en un lado de las caderas, que te permita inclinar la tripa hacia delante. También puedes pedir que coloquen la camilla en posición semi-reclinada, de modo que la cabeza y los hombros estén más elevados. Apoya las piernas bien sobre los estribos y apoya sobre la parte posterior de las mismas. Lleva la barbilla hacia el pecho, redondeando la espalda, así, los abdominales tienen mayor capacidad de empuje.
(*) Decúbito lateral (SIMS)
Esta postura, es decir, tumbada de lado y con la ayuda de alguien que sostenga la pierna, es una variable del decúbito supino (y de la litotomía) mucho más adecuado para parir. Llamada también “posición inglesa”, la madre se tumba sobre el lado izquierdo, con la rodilla y el muslo derecho flexionados y levantados. Además, es una postura a tener en cuenta para descansar en las primeras fases del parto (pródomos), mientras las contracciones nos permitan dormir, con ayuda de un almohadón.
- Proporciona una gran libertad de movimiento en cuanto a los movimientos de la cadera hacia delante y atrás ya que permite variar el grado de flexión de la cadera moviendo el lado contrario al de apoyo. El periné se relaja, y el sacro se puede ir desplazando moviendo la pierna que queda arriba en diferentes posiciones, de modo que, según la fase del parto en que nos encontramos, podemos ir adecuando la apertura del canal de parto y, por tanto, facilitar el paso del bebé.
- Las contracciones son de mayor intensidad y de menor frecuencia que en decúbito supino (boca arriba), debido a que, entre otras cosas, en esta postura se evita la compresión de la vena cava.
- Consigue mejores resultados perineales, es decir, más perinés intactos, que la posición de litotomía o la de decúbito supino.
- Ayuda a disminuir la presión arterial elevada (de la madre).
- Como es neutral frente a la gravedad, es útil para frenar un progreso de parto «demasiado rápido».
- Alivia presión de las hemorroides.
- Es una excelente postura para descansar, permitiendo relajarse entre contracciones.
- Alternándola con la marcha (de pie, andando), promueve el progreso de la dilatación de un modo cómodo.
Veamos ahora el resto de posibilidades
Las buenas posturas
Para empezar, hay que señalar que no hay una postura ideal para dilatar y/o parir. Lo más recomendable es permitir a la mujer libertad total de movimientos, siguiendo sus instintos y lo que el cuerpo le pida. Sin darnos cuenta, nuestro cuerpo conoce la mejor posición que podemos adoptar para ayudar-nos en el parto y ayudar a nuestro hijo en el nacimiento la que nos resulte más cómoda en cada momento será la más beneficiosa para ese momento en particular. Posturas hay muchas, infinitas. Una buena postura ayuda en todo el proceso de parto ya que:
- Proporciona contacto con la pareja
- Trabaja a favor de la gravedad
- Proporciona comodidad, libertad de movimientos y todo el descanso posible
- Ayuda a sobrellevar o evitar el dolor de espalda
- Ayuda a sobrellevar o evitar el dolor de las contracciones
- Ayuda al bebé en su progreso y rotación
- Controla (aumenta o disminuye) la presión sobre la cérvix con lo que ayuda a la correcta dilatación
- Da soporte físico
- Fomenta la apertura de la pelvis
- Hace que las contracciones sean efectivas
- Permite que te hagan masajes o caricias donde necesites
- En una buena posición, tu acompañante no se dañará espalda o cuello al darte soporte
- Y, sobre todo, no inmoviliza a la madre
Si nos dejamos llevar por nuestro cerebro primitivo y conseguimos desconectar y viajar al «planeta parto», la sabiduría de nuestro cuerpo nos colocará en la posición idónea (que será diferente en cada momento de la dilatación y parto, de un parto a otro y de una madre a otra). Por ejemplo, en cierta fase del parto el cuerpo realizará movimientos giratorios, que facilitan las rotaciones que el feto requiere para colocarse y avanzar. La posibilidad de que la mujer pueda elegir la posición, así como cuándo y cómo iniciar los pujos, aumenta el flujo de endorfinas y disminuye la sensación dolorosa. Las posiciones verticales parecen reducir el dolor lumbar de las contracciones y disminuyen la necesidad de analgesia. Moverte te proporciona distracción, sensación de libertad y posibilidad de ir cambiando y disminuyendo la tensión muscular (lo que aumentaría el dolor). Además, el libre movimiento y el ir cambiando de posiciones, acorta el trabajo de dilatación; Méndez-Bauer y Newton (1986) señalan «La duración del trabajo de 3 a 10 cm de dilatación cervical fue un 50% menor en las pacientes que alternaron posición tumbada y de pie, de pie y sentada»
Leyenda:
- Aquí está la mamá de pie. Puedes ver que, para el bebé, hay un ángulo correcto y «camino abajo» para llegar al exterior. Las posiciones de pie o en cuclillas permiten esto.
- Si giro el dibujo para representar a la mamá sobre manos y rodillas (cuadrupedia), de rodillas en una piscina o de rodillas mientras reposa sobre una silla o pelota – mismo resultado.
- Pero si rotamos el dibujo para representar a la mamá tumbada de espaldas, lo que sucede es que tiene que empujar a su bebé por una pendiente en contra de la gravedad para poder parir. Por defecto, esta tiene que ser la opción más agotadora.
Michel Odent nos dice:
«a la mujer que está en trabajo de parto se la urge a confiar en lo que ella siente, a moverse como le parezca, a tomar, de manera espontánea cualquier posición. Puede caminar, sentarse, arrodillarse, apoyarse en alguien o en algo o también acostarse si eso le es cómodo. Cuando se les da esa libertad las mujeres raramente eligen la posición dorsal o la de semisentada por largos períodos de tiempo, porque simplemente no están comodas».
De todos modos, como no es tan fácil desconectar y dejarse llevar completamente, no está de más conocer las diferentes opciones para poder elegir y probar (o para que nuestro acompañante nos guíe y acompañe con conocimiento de causa, jeje)
# Por motivos técnicos hemos tenido que partir el artículo en dos, sigue aquí: https://monitosyrisas.com/index.php/2011/07/algunas-buenas-posturas-para-dilatar-y-parir-ii/
Estupendo artículo Elena, necesariamente tenia que tener dos partes porque hay tanto que decir de las posturas a adoptar…Nos tienen «comidas la cabeza» con que solo se puede dilatar en la cama y parir en el potro, en horizontal, que no vemos la cantidad de opciones que hay.
Lo compartiré con cada embarazada y parturienta!
Gracias.
Jope, nena, que joya!!! Gracias!! Un beso!
Hola estoy de 40 + 3 días, y sigo sin contracciones y el 23 diciembre que era cuando cumplía, me vio la ginecóloga y tenía 1cm de dilatación, como puedo agilizar las dilataciones y contracciones para que el 4 de enero evitar la inducción al parto?
Soy primeriza.
Gracias
Ester
Hola Ester,
Lo primero, enhorabuena por tu maternidad 🙂
Lamento mucho que te estén «amargando» las Navidades con la amenaza de la inducción. Para empezar, un embarazo se considera a término entre las semanas 38 y 42. Es decir, tan normal y «sano» es el bebé que nace de 38 semanas que aquel que nace en la 42. Sería un poco extraño que todos los bebés, los altos y bajos, los caucásicos o asiáticos, los niños o las niñas, necesitaran exactamente la misma cantidad de días para gestarse, 40 semanas exactas. Eso, sin tener en cuenta las posibles imprecisiones en el cálculo de la fecha de fecundación, que se calcula con unas tablas, y lo más probable es que los casos particulares no encajen en las tablas con datos promediados. Es más, ¿cuántas mamás conoces que hayan parido en su FPP exactamente?. Además, siendo primeriza no es de extrañar que el embarazo dure un poco más.
Esto te lo cuento para que estés tranquila respecto a la duración del embarazo: pocas mujeres llegan a la semana 42, y aún menos a la 43; pero incluso con un seguimiento mediante ecografía doppler para comprobar el correcto funcionamiento de la placenta, sería viable esperar hasta la 44 si todo va bien.
Por otro lado, que estés de 1 cm no significa nada. Puedes estar con 0 de dilatación y ponerte de parto ese mismo día; o estar con dos centímetros de dilatación una semana sin que se desencadene el parto. La permeabilidad del cuello, que es el otro parámetro que suelen comprobar con los tactos, tampoco es indicativo para calcular cuándo se desencadenará. Vaya, que con un tacto no pueden calcular si te vas a poner de parto ese mismo día o en dos semanas.
Respecto a lo que me preguntas, la primera manera de «ahorrarte» la inducción es negarte a ella. Una inducción tiene unos riesgos, entre ellos, las posibilidades de que el parto termine en cesárea son más elevadas, con lo que ello conlleva, para tí y para el bebé. Así que negarte a la inducción es totalmente posible, no te pueden obligar. De hecho, deberías firmar un consentimiento informado para dejarte inducir, con no firmarlo es suficiente. O sin más, no ir al hospital el día que te pongan la fecha. Aunque ya te digo que es raro que llegues a la 42, aunque no insólito. Si llegas y no quieres inducirte, debes conseguir que mediante ecografía doppler comprueben periódicamente el buen funcionamiento de la placenta.
Si como imagino y comprendo, no quieres llegar a esos límites de enfrentamiento y quieres usar medios alternativos para conseguir que el parto se desencadene, te cuento:
-Remedios populares: Se habla del picante y el marisco que desencadenan el parto, porque irritan los intestinos y, al provocar «cagalera» pueden desencadenar el parto. También andar o hacer ejercicio. Una buena sesión de bailoteo puede provocarte unas contracciones por el esfuerzo que luego sigan en marcha y provoquen el parto. La risa, por las endorfinas que produce, una buena peli de humor puede ser un buen plan para estos días. Acabar lo que tengas pendiente, para que el cerebro «descanse» y pueda tomar el control el cuerpo (para parir se debe «desconectar» la parte racional del cerebro), igualmente, intenta no obsesionarte con el parto. El aceite de ricino también se recomienda ya que, como el picante y el marisco, irritan los intestinos, pero yo no te lo recomiendo, ya que puedes acabar con una diarrea importante y sin que se desencadene el parto, además de que tiene un sabor asqueroso.
-Infusión de hojas de frambueso (frambuesO no frambuesA): tonifican el útero y ayudan a establecer contracciones seguidas y eficaces, por lo que parece que ayuda a comenzar el parto (y a mantenerlo eficazmente)
-Sexo: El sexo funciona gracias a dos vías. Por un lado, tu orgasmo desencadena la producción de oxitocina, que es una de las hormonas principales en el parto, por lo que en muchas ocasiones las contracciones desencadenadas por el orgasmo siguen subiendo de intensidad hasta convertirse en contracciones de parto. Con esa misma base de la producción de oxitocina, la estimulación de los pezones puede ser eficaz. Por otro lado, en el semen del hombre hay prostaglandinas que estimulan el trabajo de parto. De hecho, una de las maneras de inducir el parto hospitalariamente es mediante la aplicación de un gel de prostaglandinas, que pueden ser sintéticas o de cerdo (mucho mejor las de tu pareja, ¿no?). Además, parece ser que son más eficaces aplicadas oralmente que vaginalmente.
-Terapias alternativas: tanto la acupuntura como la reflexología te pueden resultar de utilidad si llega el caso de que has probado todo esto y no se desencadena el parto.
Bueno, espero haberte ayudado. Te deseo un parto estupendo, y cuando tu bebé esté listo.
Unos cuantos enlaces:
http://uterosdeguerrilla.wordpress.com/2010/10/25/tu-fecha-de-parto-esta-mal/
http://jesusaricoy.blogspot.com/2011/10/induciendo-el-miedo.html
Y, si hablas inglés, te puedo mandar al mail más información científica.
Un abrazo
Elena