Muchas veces me encuentro con familias que buscan un portabebé nuevo porque no se han «apañado» con el fular. Y es una pena, porque un fular es el portabebé más versátil, al que le vas a sacar más partido gracias a su adaptabilidad en el uso.

Normalmente, esto es debido a uno de estos tres errores, que, realmente, son fácilmente salvables. Te voy a dar las claves para que no te pase a ti.

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Elegir el fular en un color que no te gusta, o de una medida inadecuada.

Este error es muy muy común. Piensas que tu pareja va a portear tanto como tú. O esperas que tu pareja portee tanto como tú. Y eliges un fular de un color «neutro» para poderlo compartir, y de una medida larga para que os sirva a los dos. Y resulta que te encuentras con un fular de un color que no te gusta, y que te sobra casi un metro y medio de fular al hacer la cruz envolvente. Y tu pareja se lo pone media hora al mes.

Que el fular no te guste de color puede parecer una frivolidad, pero no lo es. Si cuando te ves a un espejo no te reconoces, no te sienta bien, probablemente uses poco el fular. Como ese jersey tan suave y confortable que siempre está al fondo del armario porque no te combina con nada.

El fular te ha de sentar bienQue el fular te resulte largo es también una papeleta para quedar aparcado, porque es incomodísimo tener que gestionar tanta tela que te sobra, ¿qué haces con ella? arrastrar no es una opción, y envolver tu cintura con ella no es cómodo… (Aunque siempre puedes cortarlo una vez que has comprobado cuánto te sobra).

Hay que ser sinceros, siempre hay uno de los dos miembros de la pareja que tiene más interés real en portear. O que por las circunstancias, es el que más va a portear. Ese es el que tiene que elegir el fular (o el portabebé).

Si tu pareja tiene que llevar un color que no le sienta bien, o que no le gusta, para un rato que lo usa tampoco pasa nada «grave». Y si tiene que aprender nudos específicos con menos tela, incluso anudados tipo rebozo si la diferencia de talla es muchísima, tampoco pasa nada. Si resulta que al final le encanta portear, pues que se compre «su» fular (que no son tan caros, hay fulares desde 46€) u otro tipo portabebé.

Ponerse a practicar cuando el bebé no está «de humor».

Por mucho que hayamos practicado con un muñeco, el día en que nos vamos a subir a nuestro hijo por primera vez estamos nerviosos. Y como sabéis, los niños detectan (y reflejan) nuestro nerviosismo. Si a eso le sumamos el propio que pueda tener el bebé: cansancio, hambre, sueño, etc. el fracaso está casi garantizado.

Así que es muy normal que empieces a ponerte el fular con el bebé, el bebé empieza a llorar, tú te pones nerviosa, el bebé llora más, tú mas nerviosa… y lo dejas. Y así, una y otra vez. Hasta que, llega un día, en que con solo ver el fular, el bebé llora, y tú ya no lo sigues intentando.

Mis consejos para evitar este error son:

  • Practica bien antes con un muñeco (solo necesitas el bulto, no hace falta que tenga las piernas articuladas, ni siquiera que tenga forma de bebé) hasta que tengas toda la estructura del nudo interiorizada, de modo que cuando empieces con tu bebé no tengas que pararte a pensar si esa tira va por arriba o por abajo.
  • Que el bebé esté tranquilo: comido, descansado, de buen humor. Un buen momento, suele ser cuando se acaba de despertar y le hemos dado de comer ya.
  • Terminar el nudo y salir a andar. Salvo que sea un llanto muy intenso, si llora un poco mi consejo es que termines el nudo y salgas a hacer algo. A los bebés les gusta el movimiento y se suelen calmar en cuanto empieza. Así, el bebé también va conociendo qué es esa tela larga y para qué sirve.  Y tú vas teniendo oportunidades de terminar el nudo, practicarlo y cogerle confianza.

Estos consejos son especialmente importantes si empiezas a portear un bebé de más de dos meses que no sabe lo que es un portabebé. Hay que darle tiempo a conocerlo y a que le guste. Por supuesto, me refiero a cuando estás aprendiendo, una vez que tú y el bebé sabéis puedes ponerle cuando queráis y para hacer lo que os apetezca.

Tensar poco el fular.

Un fular poco tenso se descolocaSi hay un temor con el fular es apretar demasiado al bebé. Y este temor se transforma en el error más habitual: llevar el fular flojo.

Un fular flojo se desajusta enseguida, con lo que la postura del bebé se pierde y puede quedar bastante mal colocado, incluso colgón. Además, resulta incómodo para que adulto, ya que el peso del bebé queda más bajo de lo confortable y se separa, con lo que «bambolea» resultando poco confortable.

El fular (y cualquier portabebé) ha de estar bien tenso. Tan tenso, que te inclines hacia delante y el bebé no se separe de ti. Otra forma de comprobarlo es que no puedes sacar tela de ningún sitio, no hay «bolsas» flojas.

Si te preocupa lastimar al bebé, te voy a tranquilizar: es bastante difícil, porque la estructura de un buen fular hace que se adapte a tu cuerpo y al del bebé sin aplastar. Pero si consiguieras tensar tanto que le aplastes o aprietes de más, tranquila, el bebé se va a quejar.

Te doy una manera de comprobar que no está demasiado tenso: cuando introduces un dedo entre el fular y el bebé (o entre el fular y tú) el dedo tiene que poder entrar y queda sujeto.  Si el dedo no puede entrar, hay demasiada tensión. Y si entra con facilidad y puedes sacar tela, está flojo.

Y a tí, ¿te han pasado alguna-s de estas cosas?

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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