Creo que te he contado alguna vez que la maternidad ha cambiado mi vida radicalmente. No sólo el hecho de ser madre, sino que he descubierto una pasión y una profesión que jamás había imaginado.
En ese camino, he descubierto muchas cosas de mí misma, he redescubierto otras muchas, he aceptado cosas que no me gustan de mí, he aprendido a quererme, a mirarme a través de los ojos de mis hijos… He encontrado habilidades y «mañas» que siempre habían estado en mí pero no les había hecho mucho caso.
Y he conocido a un grupo de mujeres fantásticas (y algún hombre). Un grupo de madres que llamo ahora más que amigas, Hermanas y Comadres. Y un grupo de profesionales que, como yo, trabajan con la maternidad (la propia y las ajenas) de diferentes maneras, pero siempre con la mente, y la mirada, abiertas.
A este grupo pertenece Rebeca, de Kisikosas, profesional del diseño y fotógrafa. Algunas de las fotos que ilustran mis post más recientes son de ella. También conté con su asesoramiento en el cambio de imagen del blog. Me gusta lo que hace, me gusta cómo lo hace, y me gusta ella.
Y me impresiona especialmente lo que consigue con uno de sus cursos, el de autorretrato, que se llama “I ♥ Me”. Así que le he pedido que me (nos) cuente cómo surgió y nos muestre algunos de sus autorretratos, impresionantes. Así la conoces un poco, y el blog se llena de imágenes bellas. Además, espero poder contarte en breve que, con este curso como germen, nace otro proyecto… y hasta aquí puedo leer.
Te dejo con ella:
No tengo dudas de que la maternidad es una revolución en toda regla. Tu cuerpo y tu mente son las mismas, pero evolucionan. Y esa evolución puede convertirse en un camino complicado en ocasiones.
Para mí ser madre ha supuesto un trampolín a la vida que siempre he querido tener. Sí, tener a Gabriel ha supuesto muchas cosas, pero si lo tuviera que resumir, sería eso, mi trampolín. Con él he ido conociendo la vida desde perspectivas a las que no estaba acostumbrada a mirar, y he conseguido hacer cosas que sin su ayuda, no hubiese conseguido.
La fotografía es de esas cosas que llevaban habitando en mí desde hace muchos años, pero él consiguió que por fin dejara de ser un deseo, para que se convirtiera en realidad.
Los autorretratos llegaron al poco tiempo de comenzar mi aventura con la cámara, pero lo hicieron de forma lenta, paulatina…me daba pánico mostrarme en fotos, pensar que la gente me vería… pero ese ha sido siempre mi mayor miedo y mi mayor barrera, y de forma gradual la fui tirando.
Hace ahora un año, comenzó a surgir la idea de crear un taller de autorretrato, pero he necesitado todo un año, para conseguir hacer el taller que quería. Necesitaba hacer algo muy personal, contar mi historia y ponerla al servicio de quien quisiera, para ayudar a los demás en su propio camino.
“I ♥ Me” es un taller de fotografía para el alma. No es necesario saber de fotografía, sólo tener la mente y el corazón abierto a este viaje en el que a mí me gusta hacer de compañera.
Desde la primera edición me ha sorprendido la respuesta de las personas que lo han hecho, como se meten de cabeza, como conectamos y como fluye todo el proceso. Es maravilloso e intenso ver como a través de la fotografía se pueden ver y conocer tantas cosas de uno mismo, y a la vez, ser capad de aprender a quererte un poquito más.
Y esto es lo que cuentan alguna de las mujeres que ya han hecho ese curso (puedes leer el resto de testimonios en este enlace: Lo que cuentan las compañeras de viaje.
Mi sentimiento hacia el autoretrato siempre ha sido de amor-odio. Odio por verme reflejada, por ver lo que no me gusta de mi, por miedo al qué dirán. Amor porque nosotras mismas somos nuestras mejores modelos, por poder crear instantes, por ser tarea doble, estar delante y detrás de la cámara tiene lo suyo y ver el resultado final satisface mucho. Así que en cuanto vi anunciado el taller «I love me» supe desde el primer momento que quería participar, y saber que nuestra compañera de viaje sería Rebeca me hizo decidirme a dar el paso porque me encantan sus autoretratos. Sabía que de aquí sacaríamos muchas cosas buenas, aunque nunca imaginé que fueran tantas. He aprendido trucos fotográficos pero también he aprendido de mí misma y todo gracias a mis compañeras y al buen rollo que se desprende en este taller. Así que si te apetece aunque sea un poquitito yo te animo a que des el paso, descubrirás más de lo que imaginas.
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Hace un tiempo pensaba que si a mi me pasara algo, mi pareja no tendría fotos mías que enseñarles a mis hijos… No podrían recordar mi cara, ni nada!!!! Y me decidí a hacer un 52 en el que se viera la relación que tenemos, cómo los quiero y cómo los miro…. Y claro, eso implicaba ponerme al otro lado de la cámara. Al principio me costó un montón, pero poco a poco fuí perdiendo el miedo.Cuando vi el taller de Rebeca (fotógrafa que me dejó con la boca abierta -y aún no la he cerrado- con una serie de fotografías basadas en México) supe que lo debía hacer. Era lo que necesitaba para acabar de abrirme…Pero el curso, y sólo llevo la mitad, ha sobrepasado mis expectativas… Nunca pensé que llegaría a los límites que ya he llegado!!!! Y aun quedan dos semanas!!!Gracias Rebeca, por ayudarnos a conocernos, a hacer terapia con imágenes, a enseñarnos esas maravillas de fotografías!!!!! Y gracias sobretodo por haber hecho que me diera cuenta que yo tambien puedo crear algo bello!!!!!!Sara Lagunas_________________________________
Si te atreves, Rebeca va a llevarte a conocer muchas cosas de ti que ni siquiera sabias que estaban allí. Un taller para conocerte y quererte, enriquecedor a nivel personal, intenso y con mucha fuerza.Harás fotos que nunca habrías soñado.Para mí ha sido la mejor manera de empezar 2013.¡Os lo recomiendo!María López-Linares.______________________________________
Definir el taller I love me no es fácil, como no lo es hacerse fotos a uno mismo. Descubrir que la que estás viendo en la pantalla eres tú, con tus miedos, con tus complejos, tus emociones; reconocerte y gustarte. Eso lo consigue I love me, porque quien maneja sus hilos pone toda su ilusión, generosidad y su pasión para acompañarte en ese camino.
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Cuando me compré la cámara apenas salía en mis fotos, y cuando salía en ellas no me reconocía o me encontraba un montón de defectos, así que el año pasado decidí aventurarme con un 52 autorretratos, uno semanal. Esto me abrió mucho la mente, la forma de mirarme. Cuando me enteré que Rebeca preparaba un taller sobre el autorretrato, y hablaba de quererse, de mirar desde dentro hacia fuera, me resultó interesante. No sabía muy bien lo que me iba a encontrar, pero algo me decía que me iba a gustar, que tenía que hacerlo. Y estoy contentísima de haber tomado esa decisión porque estoy enfrentándome a la cámara siendo simplemente yo. Con el 52 fue algo distinto, porque si que es verdad que algunas cosas salían de mis entrañas, de mis experiencias y sentimientos, pero en muchas representé un papel que no tenía que ver conmigo, me salía fuera de mi y aquí no, aquí me tengo que enfrentar conmigo misma, con lo que me gusta, y con lo que no, con lo que soy por dentro y por fuera…Estoy aprendiendo unas pautas que me están ofreciendo un viaje, continuo y contante, para llegar a la aceptación de mi yo. Y estoy encantada de viajar.’
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