En Monitos y Risas apostamos, claramente, por criar y educar a nuestros hijos desde el respeto, considerándolos como son, personas, con sus necesidades y opiniones. Esto, al principio, es fácil. Un bebé “sólo” necesita cariño, alimento y ser protegido. Con la lactancia materna y el porteo lo tenemos casi todo cubierto ;). Pero esos pequeños crecen, y, además de seguir criándoles, hay que empezar a educarles. Darles valores, enseñarles a respetarse y respetar a los demás, normas de higiene-salud y seguridad… Es muy difícil hacer esto desde el respeto a su personalidad y necesidades, más aún si lo que conocemos es el “castigo” (físico o no), el “porque lo digo yo”, el “rincón de pensar”, etc. En muchas ocasiones, lo más difícil es enfrentarnos a lo que este proceso genera en nosotros (nosotras) mismos, sentimientos que se despiertan, que recordamos, que surgen nuevos, un huracán para el que no estamos preparados en absoluto.
Nos fallan los cimientos, nos quedamos sin herramientas. Y, aunque en frío tenemos claro que con una amenaza no conseguimos nada, en plena “crisis” nos sorprendemos a nosotras mismas gritando un “si no te comes la cena mañana no vamos al parque” (por ejemplo).
Estas charlas vienen de mi propia experiencia. Como madre, como persona. Cada día, es una prueba. Conforme mi hijo crece, las situaciones se van diversificando, y pocas veces tengo una respuesta adecuada (OJO, desde MI propio punto de vista de lo que ha de ser la crianza y educación que quiero para nosotros). A mí, personalmente, me han servido de mucho, qué digo mucho, de muchísimo las charlas “virtuales” que comparto con mis comadres, hermanas en la distancia. A veces charlas “de tú a tú” a veces debates “multitudinarios. Pero charlas en las que siempre sacas algo en claro, charlas que te ayudan, que te inspiran, que te tranquilizan, que te dan ideas o, simplemente, te sirven para desahogar un rato.
Estas charlas quieren ser eso, un lugar de encuentro, donde dar herramientas, ideas, propuestas, etc. que nos ayuden a seguir este difícil pero enriquecedor camino. Para dirigirlas, darles pie y contenido tengo la inmensa suerte de poder contar con mi comadre Montse, mamá de Alba y psicóloga, amén de una de las mujeres más sensatas que conozco. También es divertida. Y vive muy cerca mío. ¿Qué más puedo pedir? La he invitado a este proyecto y a aceptado encantada.
Esta es la declaración de intenciones de Montse, que subrayo palabra a palabra: “no van a ser taller de “supernany”, no quiero dar consejos, sí mi opinión si me la piden, mi idea es que salgan con unos conocimientos básicos que mejoren la calidad de vida familiar, que cada uno encuentre su camino para ello con unas habilidades, eso si, pero nada de soluciones rápidas, no creo en soluciones generalistas…”
Así que aquí os presentamos nuestra primera Charla: Inteligencia emocional en la vida familiar. Os copio un extracto de lo que queremos tratar:
”Las emociones, como reconocerlas fisiológicamente y ponerles nombre, cómo funcionan, si se repiten patrones, en nosotros y luego en los demás (nuestros hijos): si no conocemos las emociones a fondo no tenemos base para trabajar. Aclarando conceptos, emoción y motivación…si pretendemos que nuestros hijos controlen y nosotros no controlamos algo falla, ¿verdad?
Hay que trabajar la empatía de los padres y adultos hacia nuestros pequeños…siempre se tiende a solucionar conductas sin ir más allá…el lado emocional del ser humano es más importante que lado racional, la inteligencia emocional es una competencia mucho más «valiosa» socialmente, humanamente, que la inteligencia cognitiva. Por ejemplo, una persona con un cociente intelectual muy alto, unas capacidades increíbles puede tener un rendimiento nefasto si no controla sus emociones…y en los niños, se tiende siempre a fomentar, estimular sus capacidades cognitivas, atender a su desarrollo en aptitudes y actitudes racionales y desarrollo fisiológico (caminar, hablar, leer, sumar..), que es muy importante, pero se deja de lado el desarrollo emocional…Y dejando esto de lado nos dejamos de lado el Yo interno, el autoconocimiento…y esto suele pasar porque muchas veces nosotros mismos no atendemos a esa parte nuestra…no empatizamos con los niños, en los padres a veces se juntan nuestros sentimientos, mejor dicho se anteponen, y esto lo complica aun más…”
Os invitamos a participar. La cita es el sábado 26 de Febrero a las 12:00, en Cucú-Tras (C/Oslo nº 1). La inversión es de 10 € por persona o 15 € por pareja. Es necesario confirmar la asistencia (hola@monitosyrisas.com). ¡Esperamos que resulte de vuestro interés!
Sobre Montse:
Montse Martín Martín.
Soy psicóloga, licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, en la que me decanté por realizar la especialidad de clínica, allá por el año 2006. Decidí estudiar esta ciencia por motivaciones personales, ya tenía claro desde bien jovencita que mi camino profesional y personal era en contacto más que evidente con las personas. El ser humano en su esencia era y es hoy en día lo que realmente me apasiona. El poner mi granito de arena para conseguir conocer yo y ayudar a conocerse a los demás, cómo somos, quiénes somos, qué hacemos, cómo lo hacemos y cómo podemos en definitiva andar el camino de la vida de la forma mejor posible.
Trabajé con colectivos desfavorecidos, aquellos que necesitaban más ayuda, los que estaban más perdidos consigo mismos, el área de la drogodependencia. Realicé el prácticum de la carrera y amplié después mi colaboración en el Hospital Universitario Doce de Octubre en Madrid, en la Unidad de Conductas Adictivas, donde comprendí que en las aulas la realidad era bastante más de color de rosa que en la consulta y a pie de calle. El trabajo fue muy enriquecedor, quiero pensar que no solo para mi, que lo fué y mucho, sino también para aquellos con los que trabajé codo con codo por abrir caminos alternativos. Ellos, los propios interesados, me enseñaron que quien lucha por uno mismo se salva de uno mismo entre otras muchas cosas.
Me formé en inteligencia emocional de forma paralela a la labor clínica, formación que he ido ampliando de forma no académica y camino que aun continúo trabajando a nivel personal. También me especialicé en el ámbito de los Recursos Humanos y en animación sociocultural. Tras meterme en el mundo de la empresas, trabajé como técnico en selección de personal, pero la psicología industrial no era mi camino y ya presumía que tendría tiempo finito en esta área, quien sabe si algún día retome este sector. En esa época decidímos aumentra la familia, y comenzar el aprendizaje más importante de mi vida, la maternidad. Mis inquietudes tras tener a mi hija se centraron aun más en dos vertientes, el nacimiento del ser humano y su etapa final, la senectud.
Esta última me atraía especialmente, la gran desconocida, por ser la menos abordada en la disciplina psicológica, y decidí hacer un postgrado (en realidad dos) en psicología de la vejez, y en dependencia y servicios sociales.
Mi orientación en formación es cognitivo- conductual, pero en la práctica siempre me he decantado por una visión humanista de la disciplina, el abordaje en tercera edad me ha permitido hacerlo de forma más evidente, al trabajar el aquí y ahora, y sobretodo me ha permitido especializarme en la metodología Montessori, que lejos de ser únicamente aplicada en el ámbito infantil, se ha convertido no sólo un un modo de trabajo con los mayores, sino en una metodología de desarrollo personal. En ella basé mi tesina, aplicada a demencias desde una óptica psicomotriz. Un año de trabajo apasionado, rico, hermoso y duro también, que me ha dado mucho más de lo que creía capaz de darme, y con la que trabajo día a día actualmente, en mi vida personal y profesional, y con la que espero tabajar mucho tiempo más.
Seguro que la charla estuvo interesante. Lamento no haber podido ir y os animo a fomentar este tipo de encuentros.
Gracias