Hoy es un post breve pero intenso: Marcos cumple 9 años.
Hace 9 años le tenía en brazos por primera vez.
Hace 9 años comenzaba una lactancia difícil.
No era lo único difícil que empezaba hace 9 años.
El puerperio…
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Afortunadamente, encontré los portabebés. El porteo que permitió otras experiencias: sentirle plácidamente dormido, pasear «manos libres», su eterna sonrisa a conocidos y desconocidos…
El porteo que me abrió la mente, los brazos, la vida.
El porteo gracias al cual pude pasear por el campo, llevármelo al trabajo cuando necesitaba (y no trabajaba en nada relacionado con bebés), hacer amigos en el metro.
El porteo gracias al cual conocí otras mujeres, otras madres que, como yo, descubrían cómo un trapo cambiaba su crianza.
El porteo que me presentó a las que hoy son amigas, socias, hermanas.
El porteo que se convirtió en forma de Vida además de forma de Crianza.
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(Perdona si a veces sueno radical o pesada con los portabebés. Es que no concibo la Crianza de otra manera.)
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Y todo esto vino de la mano de Marcos.
Nada ha sido fácil desde entonces (no me imagino cómo habría podido ser sin «trapo y teta»). Marcos es un reto día a día, minuto a minuto.
Marcos es un aprendizaje sobre mí misma más duro de lo que me gustaría. Muchas veces me miro en el espejo que supone para mí y quisiera que el reflejo fuera diferente. Diariamente dudo de estar a la altura…
Marcos es mi oportunidad constante.
Marcos es un catalizador.
Gracias a Marcos hago lo que hago y, si gracias a mí alguna vez has porteado, si has cogido más en brazos a tus hijos, si has decidido meterles en tu cama o, si de alguna manera sientes que encontrar Monitos y Risas ha supuesto algún beneficio en tu vida es, realmente, gracias a Marcos.
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Así que GRACIAS Marcos, por elegirme, por bendecirme, por retarme, por darme la vuelta. GRACIAS por existir, y por hacerlo a mi lado.
Feliz cumpleaños, PRECIOSO.
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