El domingo pasado me «desayunaba» con otro artículo en el que se critica la triada Teta-Porteo-Colecho.
En base a una idea generalizada y que confunde: que la «crianza con apego» es una especie de secta, «La Secta de la Teta y el Trapo» bromeamos a veces.
En dicha secta que hay que seguir una serie de dogmas para conseguir el resultado buscado: el niño perfecto. (Léase con ironía, por favor).
Y los tres dogmas principales, o bases de «nuestra fe», son Teta-Porteo-Colecho.
No quiero reproducir aquí todo lo que se dice en ese artículo así que, so pena de darle visitas, te dejo aquí el link: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-crianza-con-apego-no-funciona-como-predican-los-gurus.
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Tras 9 años criando, no es la primera vez que me encuentro con estos argumentos. O más bien, acusaciones. Ya podrían ser más originales.
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En este además, hay mentiras.
Como que no hay evidencia acerca de la relación entre el porteo y la calidad del apego:
- Anisfeld E, Casper V, Nozyce M, Cunningham N. Does infant carrying promote attachment? An experimental study of the effects of increased physical contact on the development of attachment. Child Dev. 1990; 61(5): 1617–27.
Soy la primera en reconocer que la evidencia científica tiene sus limitaciones y que es fácil que un estudio acabe demostrando lo que los investigadores (o patrocinadores) creen. Pero si se usa como argumento, al menos que se use bien.
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Evidencia aparte, es innegable que la genética que nos define se ha desarrollado en un entorno muy concreto (y conocido) y no ha sido hasta hace 150-200 años en que ese entorno ha empezado a cambiar en lo que al embarazo-parto-crianza se refiere.
Para mí, es de sentido común pensar que cuanto más nos acerquemos a ese «ideal» que ha diseñado la Naturaleza (aunque aquí podemos escribir Dios para dotarlo todo de un aire más místico, modo ironía on) para nosotros, más fácil será todo.
También creo que cuando un bebé, que aún no ha sido «contaminado» por el mundo (sociedad, creencias, prejuicios, etc.), cuando pide algo es porque lo necesita.
Pero eso no significa que si no podemos acercarnos a dicho «ideal» o satisfacer todo el tiempo todas sus necesidades estemos condenando a nuestro peque a una vida adulta desgraciada.
Ni que no se pueda establecer un vínculo sano independientemente de si se elige teta o biberón. (De hecho, algunos «gurus» de «este tipo de Crianza» incluso hablan del bibe como alternativa: Dar biberón como si fuera pecho, por Ibone Olza).
Simplemente, es más sencillo si jugamos a favor de lo que la Naturaleza nos ha propuesto: cuando tenemos contacto y teta, el sistema neuroendocrino del bebé y de la mamá están en las condiciones más favorables para adaptarse (al mundo) el bebé y (a la maternidad) la mamá.
(Y en este artículo que co-escribí para la revista Pediatría Integral puedes ver toda la evidencia científica que respalda esta afirmación: El porteo ergonómico).
¿Que podemos conseguir lo mismo por otros caminos? por supuesto. De hecho, admiro profundamente a las mamás que dan bibe, que no portean y que son capaces de sacar adelante su crianza de la mejor manera posible, como todas, por otro lado.
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Así que hoy vengo a disculparme contigo si, alguna vez, he dado a entender que el porteo (teta y colecho) son la receta de una crianza maravillosa y unos niños «perfectos».
El porteo (teta y colecho) son «solo» la manera que yo he encontrado de hacerme lo más sencilla posible la crianza de mis peques. Y como realmente creo en ello lo comparto. Pero no como única manera de hacer las cosas. Sino como la que a mí (y a otras muchas familias) nos funciona.
Y nos funciona no porque querramos hijos «perfectos» (espero que se entiendan mis palabras), sino porque creemos que se puede disfrutar de ellos de muchas maneras, y tener sus pequeños cuerpecitos pegados a los nuestros es una de la que más nos gusta (y de las que menos duran).
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Ya para terminar, en dicho artículo se da información muy negativa del colecho y por eso, el domingo, tras leer el artículo, «invocaba» a algunas compañeras, especialmente a María Berrozpe, para que me ayudara a aclarar esa parte del artículo.
María ha escrito un artículo al respecto, que te recomiendo leer: ¿Crianza con apego?…¡Chorradas!
Y, por mi parte, te copio aquí lo que ella me comentó (las negritas son mías):
(…) por supuesto que hay un sector de la pediatría del sueño, al que pertenece la mayoría de los responsables de dar recomendaciones sobre el mismo, que asegura que las técnicas cognitivo conductuales (incluso las basadas en dejar llorar) funcionan y son geniales.
Eso ya lo sabemos. Como sabemos que hay otro sector de investigadores absolutamente en contra.
Cada familia tiene delante ambas opciones y la responsabilidad de valorarlas y actuar en consecuencia.
Por lo demás, es lo mismo de siempre: claro que una realidad se puede convertir en norma, religión, filosofía de vida… y ser simplificada hasta el punto de que partes de la misma se descontextualizan y se aplican sin tener en cuenta el origen real del comportamiento inicial.
En este caso la realidad es que un bebé que nace necesita teta y brazos y cuerpo de su madre las (prácticamente) 24 horas del día. Y aceptar esta realidad con sencillez facilita muuuucho la vida del ser humano.
Si dar teta, portear y colechar nacen de la aceptación (cognitiva y emocional) y conocimiento (racional e instintivo) natural de esta realidad, pues la maternidad fluye….. pero si uno empieza a colechar, dar teta y portear porque es lo que le dicen en el manual que le han vendido en la consulta del pediatra…. o sea, desde el
«neocortex» y con todo el cerebro emocional absolutamente desconectado y desincronizado de este compartimento, posiblemente no llegue muy lejos y sufra un montón.
El artículo es simplista, parcial y peligroso, porque desinforma. Creo que es una pena que se escriban artículos así, la verdad. Como me gustaría que sobre estos temas no escribieran nunca periodistas generalistas de estos que escriben sobre todo pero en el fondo, no dominan realmente ningún tema
La realidad de la crianza (con o sin apego o como quieran llamarla), es demasiado compleja para ser tratada de semejante manera.
Y ese artículo de Price que cita al final tiene limitaciones muy importantes que le impiden afirmar lo que el artículo afirma. Y que fue un trabajo enormemente discutido en los foros científicos, donde recibió durísimas críticas. Que de eso también hay que hablar en la literatura divulgativa: de las incertidumbres y los debates y de la falta de unanimidad y verdades absolutas.
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Así que, para terminar de verdad verdad, déjame que te de un único consejo: toma las decisiones que funcionen mejor para ti, tu bebé y tu familia. Con las que estés más tranquila. Y que te permitan disfrutar de tus hijos, de tu crianza y de vuestra vida.
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