Es así, aquí, mis hijos, son unos «sushi-lovers» de pro. Y, además, son bastante «cocinillas».
Así que, periódicamente, nos atrevemos con unos makis en casa. Aunque, no nos engañemos, no son sencillos de hacer para sus pequeñas (aunque habilidosas) manos.
Por eso, cuando vi el kit Bazumaki pensé que podría facilitarles el proceso.
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El kit es muy completo, incluye:
- Un «sushi bazooka» o, mejor dicho, un «maki bazooka».
- Un gran cuchillo de inspiración japonesa que a Marcos le EN-CAN-TÓ.
- Una pieza con ranuras para facilitar el corte.
- Un molde para nigiri.
- Dos pares de palillos muy bonitos, que ya se repartieron Marcos y Lucas y nadie más podrá tocar nunca jamás…
- Un mantel individual de bambú, que usamos como esterilla porque no encontramos la nuestra.
- Y un manual de instrucciones.
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Esta vez el menú fue: maki de salmón y philadelphia, maki de surimi y aguacate, nigiris de salmón y nigiris de aguacate. Para Lucas estos últimos que es poco amigo de la proteína animal.
La parte complicada es la preparación del arroz. No es difícil, pero sí hay que ser cuidadosos:
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Como ves, mientras uno lavaba cuidadosamente el arroz el otro preparaba la mezcla de vinagre, azúcar y sal.
Aprovecho para meterles la cuña matemática, porque la receta la tenemos en proporciones: por 100 gramos de arroz, 20 gramos de mezcla de vinagre. Y la proporción de la mezcla de vinagre es 5 de vinagre, 2 de azúcar y 1 de sal. Ahí se pasan un ratillo con el papel y el boli…
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Cocer el arroz es donde más atentos hay que estar. Una tapa de cristal es, a mi parecer, imprescindible.
Se pone el arroz con el agua (mismo volumen) en la olla, se tapa, y ya no se vuelve a destapar hasta que no está listo. Es decir, lo tapamos en frío y lo destapamos al final. Así que la tapa transparente nos ayuda a saber cuándo está hirviendo el agua.
Ponemos la olla con el agua y el arroz a fuego medio y, cuando empieza a hervir, contamos dos minutos. Lo bajamos al mínimo y dejamos 13 minutos. Y una vez listo, dejamos fuera del fuego otros 10 minutos sin abrir.
Una vez abierto, hay que mezclarlo con el aderezo de vinagre, y la «tradición manda» que se haga en un recipiente de madera. Como nosotros no tenemos, lo hacemos en una tabla. Bueno, lo hacen, yo solo superviso. Y, por supuesto, el arroz hay que enfriarlo con abanico 😉
Miientras preparamos el resto de ingredientes, lo dejamos reposar a temperatura ambiente tapado con un paño limpio y húmedo.
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Y llega el momento de montar los makis, y aquí es donde entra en juego el Bazumaki.
Normalmente, el problema es que les cuesta colocar el arroz de manera homogénea, así como calcular el relleno correspondiente.
Y el resultado es que nos resulta imposible de cerrar bien, quedándonos los «rollos» más que cilíndricos… bueno, digamos que originales.
Con el bazooka mis pequeños chefs se organizaron mucho mejor: colocar el arroz y el relleno es mucho más sencillo para ellos.
Es verdad que para cerrarlo necesitaron mi ayuda, y que el resultado final fue muuuuucho más profesional, si me permites la palabra 😀
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Los «tubos» de arroz perfectamente cilíndricos resultaron muy fáciles de enrollar.
Aunque el sistema te obliga a cambiar la manera de preparar los ingredientes. Por ejemplo, el salmón ya no tiene sentido ponerlo en lonchas finas, funciona mejor en taquitos pequeños. Pero merece la pena el «cambio de chip».
Y, como te decía más arriba, Marcos se enamoró del cuchillo y le encantó poder cortar piezas exactamente iguales (y a mí también, nos ahorramos muchas peleas luego de «el tuyo es más grande que el mío»).
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Como hicimos arroz para un regimiento, unos sencillos nigiris remataron el menú.
El molde, de nuevo, les facilitó la tarea, aunque nada te libra de tener que llevar las manos húmedas para coger el arroz de sushi, que todos los nigiris queden uniformes es mucho más sencillo así.
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Y así prepararon Marcos y Lucas, con un poco de mi ayuda, el «menú sushi» este sábado pasado. Al padre le dijeron que como no había hecho nada no le iban a dar.
Por eso, salió corriendo a comprar unas gyozas para completar y ganarse su arroz, jajaja.
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Así que agradezco mucho la oportunidad de haber probado Bazumaki, comimos el sábado nuestro «sushi» casero sin disgustos ni frustraciones, con nuestro makis y nigiris igualitos y los niños muy orgullosos de su obra.
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Espero que, si te animas, lo disfrutéis mucho y que me lo cuentes 🙂
Y si crees que en tu entorno hay más familias sushi-lovers, comparte el post 😀
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PS.- Este es un post patrocinado.