Cubreculista, y soberbia y maleducada-insensible. Esa es la percepción que últimamente tengo de la medicina. Más bien de la ginecología. O de la atención a la maternidad, en su acepción más amplia.

En estos últimos días he hablado con diferentes personas respecto a la atención a la embarazada/parto/puerperio y neonatos. Por diferentes motivos. No lo estaba buscando, pero ha salido así. Y he oído barbaridades. No sé si en el resto de áreas de la medicina esto también es así. Esta es la que conozco. Quiero creer que no, pero no pongo la mano en el fuego.

Cubreculista.

Este «palabro» lo usó en una conversación Mauricio Kruchik, reflexólogo, doula y educador perinatal. Como reflexólogo, además de en otras muchas áreas, está especializado en maternidad. Hablábamos de que en muchas ocasiones, lo que dice la Medicina no es lo mismo que lo que dicen los médicos. Y que perdemos de vista ese matiz muchas veces. Y nos encontramos con una práctica de la medicina «cubreculista».

Frenillo_MarcosEn concreto, estábamos hablando de que un médico ha de evaluar beneficio contra riesgo, pero a veces, en esa decisión, está pesando su propio miedo o desconocimiento. Por ejemplo, mis dos hijos tienen frenillo. El primero supuso dos meses de grietas y un bebé constantemente a la teta. En el segundo, ya me pillo en este mundillo, y con Elo en mi camino, así que la llamé y vino al hospital, y me confirmó lo que imaginaba, un frenillo. El primer pediatra que le vio, me dijo que si no conseguíamos una buena postura, que se le operaba y ya. Pero ese pediatra luego «desapareció». Y los siguientes que le vieron me salieron con explicaciones peregrinas de por qué no cortárselo, entre otras, que los bebés se pueden desangrar en una operación de frenillo. Hace no tanto lo cortaban las propias matronas ¡¡¡con la uña!!! si veían un frenillo que ellas pensaban que iba a estorbar la lactancia incluso antes de poner al bebé encima de la madre. ¿Cómo es posible que una matrona con la uña lo podía cortar sin problema y un pediatra en un quirófano tenga riesgo de desangrar a un bebé? 

Ese es un ejemplo de medicina cubreculista, en la que, ante su desconocimiento o miedo, apelan a NUESTRO miedo y en muchas ocasiones a nuestro desconocimiento para «curarse en salud» y salvar su culo de reconocer que no saben.

Soberbia

Porque de muchas cosas sabrán mucho, pero de otras no tienen ni idea. Mezclan conocimientos anticuados con prejuicios y evidencia científica, lo agitan bien todo, y se hacen su composición de lugar. Y la divulgan como si fuera ley. No entiendo que, existiendo como existe una web como e-lactancia, conocida por todas las madres que dan pecho más allá de los 3 meses, un médico se atreva a decirle a una madre lactante que no le da ninguna medicación hasta que no destete. O que, siendo el ventolín un medicamento que sirve para aliviar un síntoma, que no cura como puede hacer un antibiótico, se lo pauten a un bebé cada 4 horas así, porque sí, sin valorar si está respirando bien o mal. Si a mí el sentido común me dice que no tiene mucha razón de ser, que no tengo estudios al respecto, aunque sí experiencia directa con el medicamento en cuestión, ¿cómo pueden hacer eso? ¿no tienen respeto por los efectos secundarios? ¿por el bebé en sí?  (afortunadamente esta familia luego encontró otro profesional que le recetó un uso del ventolín más racional).

Y esto me hace preguntarme por qué hacen este tipo de cosas. En algunas ocasiones, me da que es porque no están actualizados, y desconocen las últimas evidencias científicas e incluso las recomendaciones de organismos como la OMS, el ministerio de sanidad o sus propios colegios profesionales. En otras ocasiones, me parece que nos toman por tontos, en plan, «por si acaso, yo le pauto el ventolín cada 4 horas, así me aseguro que se lo dan si lo necesita». En ese caso concreto, lo suyo sería, como le dijo el segundo facultativo, «ventolín cuando le veas con dificultad para respirar». Entonces, me pregunto, ¿ese médico no se fiaba de de la capacidad de esta mamá para evaluar si su bebé está respirando mal?

O como aquella que me contaron de una matrona que, ante la pregunta de si era imprescindible una episiotomía en una primeriza, les dijo al grupo de mamás de aquel curso de preparación al parto que «dejaran de leer tanto». ¿No tienen derecho estas mujeres a tener toda la información referente a ese momento tan importante y solucionar todas sus dudas?¿o solo pueden aceptar su palabra como verdad absoluta?

3 ovejas SProfesionales que no te dicen ni hola cuando entras en la consulta, incluso que ni levantan la mirada de papelito o del ordenador. Que te levantan una ceja cuando dices cosas como que «no quiero que me hagas un hamilton» y te tratan como si hubieras escuchado esas palabras en el mercado y no tuvieras ni idea de qué estás diciendo.

Que dan por sentado que eres una histérica y se saltan la ley de autonomía del paciente no dejándote acompañar a tu hijo si le tienen que hacer cualquier cosa.

Un «gran» ejemplo al alcance de todos fueron los «amables» comentarios de las matronas en el programa televisivo BabyBoom. Y demás lindezas. ¿Y no se supone que esta gente, al escoger estas profesiones, tienen una gran vocación de servicio? o es que tanto «salvar vidas» se les sube a la cabeza y terminan por vernos a los pacientes como meros borregos sin inteligencia, ni in-formación, ni sentido común? 

Y así mil ejemplos, en los que profesionales de la sanidad (médicos, matronas, enfermeras, auxiliares, etc.) dan recomendaciones a veces incluso claramente en contra de la evidencia científica y de las recomendaciones de organismos como la OMS o sus propios colegios profesionales. Lo peor, es que antes de decir «perdone, pero de esto no estoy seguro» sueltan su «consejo» como recomendación médica y se quedan tan panchos. Bueno, no, lo peor es que no están actualizados y que siguen aplicando remedios y consejos que hace años que están desactualizados. En fin, que mezclan el salvaculismo con la soberbia con una alegría pasmosa.

Maleducada y-o insensible

La tercera «cualidad» de la que hablaba al principio del post. Ya he hablado de los que no te saludan al entrar, y ¿no es de maleducado hablarte como si fueras borrego? Pero la cosa va más allá. 

Bibe y chupeNo lo he oído una sola vez, mamás que al ir a la primera ecografía se topan con un «esto se ha parado, toma este volante y bájate a urgencias que te hagan un legrado». Como si no fuera un bebé muy deseado y querido. Como si no hiciera falta asimilar esa pérdida. Que enseñan a los nuevos sobre tu cuerpo, o el de tu hijo, sin pedirte permiso ni avisarte si quiera. Bebés que se llevan para hacer una prueba y le dan un biberón de leche o le ponen un chupete sin preguntar. 

Es triste, pero en muchas conversaciones sale el «tuve suerte y…». Y es una pena que en un momento trascendental como lo son el embarazo, parto y puerperio, dependas de que la suerte no ponga en tu camino a alguien que la fastidie. Porque estoy segura de que hay muchos profesionales que hacen bien su trabajo pese a las presiones, al cansancio y a sus problemas personales. Pero hay demasiados que no recuerdan que están atendiendo a PERSONAS en un momento vital, sobre todo para el bebé. 

Y últimamente me da por pensar que con la privatización, a lo mejor alguno de estos ginesaurios, matrosaurias y demás fauna a lo mejor ven amenazar su trabajo si no se actualizan. O si tratan mal al paciente que no deja de ser el cliente. Pero eso es cuando estoy optimista, porque luego me acuerdo de que Spain is different, y que probablemente nos quedemos con lo peor del sistema actual (que es mucho) y lo peor de la gestión privada:sad:. Así que nos toca seguir por el camino propio: informarnos, y defender nuestros derechos. Poner quejas cuando nos tratan mal  y no dejarnos avasallar. Y por supuesto, como se consigue más con miel que con hiel, enviar cartas de agradecimiento, elogiar a los buenos profesionales delante de los responsables de planta/turno/servicio, etc.

¿Os gusta la foto de las ovejas? pertenece al banco de foto de Kisikosas.

 

contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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