¿Qué son las nueces de lavado?
La nuez de lavado es el fruto del árbol “Sapindus Mukorossi”, también llamado “árbol del jabón”, que crece en el norte de la India y en Nepal. “Sapindus” o “Saponaria” es un género de unas doce especies diferentes de arbustos y árboles perteneciente a la familia Sapindaceae, y todos contienen saponina.
La nuez de lavado se ha usado en India y Nepal desde hace siglos como producto de lavado y limpieza.Se utilizan en el lavado de los saris de seda y los tejidos tradicionales. Para la higiene del cuerpo y cabello, para la colada y la limpieza doméstica.
Los nogales, que pueden llegar a medir 15 metros de altura, tienen flores blancas durante marzo y abril, y las nueces se recolectan entre septiembre y octubre. Las nueces maduras son amarillentas y pegajosas. Para el lavado se utiliza la cáscara seca, que resulta menos pegajosa y de un color rojo-marrón más o menos pardo. Otras partes del árbol se utilizan en la industria farmacéutica como expectorante, emético, contraceptivo, anti-epiléptico y como alivio de la migraña. También se encuentra en la lista de hierbas y minerales ayurvédicos (la medicina tradicional hindú basada en el uso medicinal de las plantas) como tratamiento de eczemas y psoriasis.
La cáscara de la nuez continene “saponina”, un agente muy activo que el árbol produce para defenderse de parásitos e insectos perjudiciales. Además, la saponina tiene un gran poder detergente.
No se puede comparar con ningún detergente o producto de limpieza “usual”. Es un producto natural, apto (y muy recomendado) para personas de piel delicada, reactiva o con problemas. No tiene aditivos de productos sintéticos de ninguna clase, lo que lo hace inocuo para nosotros en particular y el Medio Ambiente en general.
Por supuesto, es un material que se va regenerando:año tras año los nogales producen su cosecha sin alterar el entorno natural*. Los residuos de nuestros lavados son inócuos para el medio ambiente y no sobrecargan la labor de las depuradoras. Evitará también los depósitos de productos en su ropa, lavadora y desagües, que durarán mucho más tiempo. Los restos de las cáscaras que ya no tienen saponina que aprovechar, se pueden compostar o utilizar como abono.
*Parece que últimamente y debido a la gran demanda de nueces, el cultivo de los nogales está desplazando a otros cultivos tradicionales de la zona, por lo que igual no resulta tan respetuoso con el entorno o con los entramados sociales.
Resulta además muy económica, ya que un kilogramos de nueces es suficiente para 100-150 lavados en la lavadora, lo que viene a ser un año si pones 2 ó 3 lavadoras a la semana
¿Por qué pasarse a las nueces de lavado?
Los detergentes “normales” contienen fosfatos y aditivos para ablandar el agua. Los fosfatos son muy agresivos con nosotros y la Naturaleza ya que contienen fósforo. Este fósforo sirve de alimento a las algas y a las cianofíceas que causan graves problemas en arroyos, estanques, etc. ya que proliferan con mucha facilidad, convirtiéndose en una capa verde que consume el oxígeno presente en el agua, dañando la fauna y flora acuática autóctona. El fósforo además dificulta el trabajo de las depuradoras: aproximadamente el 50% del fósforo de las aguas residuales proviene de los detergentes. La eficacia media de una depuradora es del 35 %.
Si debido a la dureza del agua en nuestra zona nuestra ropa necesita una ayuda extra para salir bien limpia de la lavadora, podemos utilizar sosa para ablandar el agua, que afecta mucho menos. La sosa actúa con el calcio del agua, evitando que se deposite en la ropa, y permitiendo que entre bien en las fibras del tejido para poder limpiar en profundidad. Además, al evitar los depósitos, la ropa queda más suave y podemos prescindir de suavizantes.
Las nueces no contienen blanqueadores, por eso cuidan el color de tu ropa. En los detergentes “normales” se añaden protectores que son productos de síntesis química, que no se descomponen en la Naturaleza. Eso respecto a los detergentes para ropa de color.
Los detergentes para ropa blanca contienen blanqueadores que son eficaces a partir de los 60º, y no se utilizan para la ropa de color. No son productos que limpien más la ropa, sino que reaccionan con la radiación ultravioleta resultando más brillo. Pero para el lavado propiamente dicho no sirven para nada. Podemos lograr un “blanco nuclear” y ecológico simplemente secando la ropa al sol. El secado al sol, además, higieniza y desinfecta.
Los detergentes “normales” en polvo llevan, además, “material de aumento”, que es un aditivo que sólo asegura que el detergente se mantiene “en polvo” aumentando además su volumen. De este modo, aparenta una caja más grande (con el extra de embalaje y transporte que eso conlleva).
¿Y cómo lavo mi ropa con las nueces?
Las puedes usar en lavados desde 30º hasta los 90º, tanto ropa blanca como de color, tejidos naturales de todo tipo (incluso los más delicados, como la seda o la lana), sintéticos y mezclas.
Está especialmente indicada para lavadoras. Se colocan las nueces en la bolsita bien cerrada, en un calcetín anudado (finito y de algodón a ser posible) o similar. Se introduce en la lavadora y se pone a lavar normalmente.
Se recomienda llenar la lavadora ¾ partes de su capacidad aproximadamente, para que la bolsa pueda circular libremente (bueno, cualquier producto que utilices será más eficaz si la ropa puede circular libremente). Si la bolsita se abre durante el lavado, la ropa puede quedar manchada de marrón como consecuencia del contacto con las nueces. Estas manchas desaparecen con un lavado sencillo (con las nueces bien cerradas 😉 ).
Para calcular la dosificación, es necesario saber la dureza del agua con la que lavamos. La podemos averiguar gratuitamente en el centro de distribución de agua de nuestra localidad. Si el agua es blanda (como aquí en Madrid) usaremos 3-4 nueces, si es de dureza media 4-5, y si es dura 6-7 nueces. Si el agua de lavado es muy dura, o bien tenemos una colada muy sucia, añadiremos una o dos cucharadas soperas de sosa.
En cuanto la cáscara entra en contacto con el agua, libera la saponina, resultando un detergente muy jabonoso pero poco espumoso. La bolsita se queda en la lavadora todo el tiempo de lavado y de aclarado. No necesitas hacer un aclarado con agua sólo ya que el detergente de las nueces no deja residuo, así, te permitirá hacer programas de lavado más cortos, con el consiguiente ahorro de agua y energía.
Tampoco necesitarás poner suavizante, la saponina de las nueces va suavizando la ropa. Además, conforme vayas lavando tu ropa con las nueces, este efecto suavizante se irá incrementando, de modo que la ropa se irá volviendo más suave con los sucesivos lavados. Notarás las toallas y sábanas cada vez más suaves y mullidas.
Las nueces se pueden reutilizar. Mientras conserven su brillo-mate característico, es que aún poseen saponina. Otro truco consiste en ver el color de la cáscara: cuando se ha vuelto oscura, ya es hora de dejar de usarla (aunque aún puedes hacer una decocción con estas cáscaras, las cuales, aunque poca, aún tienen saponina que podemos aprovechar). En líneas generales, podemos calcular que para lavados a baja temperatura durarán unos tres lavados, y dos para lavados a 60º. Eso sí, si de un uso al siguiente pensamos que va a pasar algún tiempo (nos vamos de viaje, por ejemplo) es conveniente guardarlas en un sitio en que circule el aire, para evitar que la humedad acumulada pueda pudrir las cáscaras o enmohecer el saquito.
Las nueces cuidan los colores de tus prendas. Es verdad que el blanco puede “pardear”, ya que la nuez, al ser un producto natural, no tiene el poder blanqueante de la lejía. Para evitarlo, puedes usar un poco de un agente blanqueador (sal quitamanchas, percarbonato*1) en cada lavado, o bien usar una cantidad mayor de vez en cuando*2. Sin embargo, te sorprenderá ver que tu ropa negra deja de presentar esos rastros blanquecinos.
*1 Este producto blanquea la ropa porque contiene oxígeno activo, sin peligro para la ropa o la Naturaleza. También podemos usar perborato, que libera también oxígeno activo aunque es muy contaminante. Aunque si tenemos en cuenta la “mochila ecológica” de ambos productos, vemos que son igualmente perjudiciales, así que úsalos con moderación.
*2 También ayuda a mantener la bolsita blanca que, con el uso continuado, puede quedar manchada del marrón de las nueces y manchar así mismo tu ropa (al igual que si se mancha con una cáscara, esa mancha desaparecerá con el siguiente lavado en el que hayamos solventado el problema).
El olor de las nueces es neutro. Cuando la ropa sale huele a limpio, es decir, a nada. Al principio, acostumbrados a los olores artificiales de los productos usuales de lavado esto nos puede desconcertar, así que puedes añadir unas gotas de un aceite esencial que te agrade en el compartimento del suavizante o en el propio saquito, naranja o lavanda, por ejemplo. Pero verás que en poco tiempo te acostumbrarás a este no-olor a limpio.
Si te gusta hacer lavados aún más cortos, de 30 ó 45 minutos, o en agua fría, se aconseja utilizar 3 cucharadas soperas de una decocción*, que se pone directamente en el cajetín del detergente. Así, “nos ahorramos” el tiempo que tarda el agua en disolver y hacer actuar la saponina presente en las cáscaras. Otra opción es poner el saquito de las nueces a remojo en agua caliente un buen rato antes, como una hora, para ablandarlas y empezar a liberar la saponina. Después, ponemos el saquito y esta agua en el tambor (o el saquito en el tambor y el agua en el cajetín) y lavamos normalmente.
Para lavar a mano puedes utilizar la decocción comentada. También puedes triturar de 6 a 8 medias cáscaras con agua tibia. Producirán agua jabonosa poco espumosa, un producto nada agresivo y sorprendentemente efectivo. Tras colar esta agua, lavas y frotas la ropa en ella como de costumbre. Con un único aclarado en agua limpia será suficiente.
*La decocción de cáscaras nuevas:
Se pone a hervir medio litro de agua. Incorporamos 7-9 medias cáscaras (10 -15 para un litro) y dejamos cocer durante 10-15 minutos. Se deja reposar y posteriormente se cuela. Esta decocción se puede usar en frío o caliente. Según variemos el tiempo de cocción y la cantidad de cáscaras que usemos cambia la concentración del extracto: a más cáscaras y más tiempo mayor la concentración. Para perfumar el extracto se pueden añadir unas gotas de esencia de limón, o de cualquier extracto natural o aceite esencial cuyo olor nos agrade.
La decocción que no utilicemos la podemos guardar en la nevera, durará aproximadamente 2 ó 3 semanas.
*La decocción de cáscaras usadas:
Cuando vamos viendo las cáscaras oscuras hemos dicho que ya no las usamos para lavar. Estas cáscaras las dejamos secar bien (como ya no tienen tanta saponina, podrían estropearse si las conservamos húmedas). Estas cáscaras secas aún tienen saponina, que podemos extraer. Cuando tengamos una buena cantidad de ellas (como 35-45 medias cáscaras), las trituramos y las hacemos hervir en un litro de agua, entre 10 y 15 minutos. Podemos hacerlo de sucesivas tandas: hervimos 5 minutos, enfriamos, hervimos otros cinco minutos, y así sucesivamente. Una vez fría, la colamos. A partir de aquí, es exactamente igual que cuando la preparamos con nueces nuevas: podemos jugar con la concentración variando las cantidades de agua y nueces y el tiempo de cocción, podemos añadir limón, aceites esenciales, etc. y tiene los mismo usos.
Cuando hagamos la decocción, lo haremos a fuego bajo y sin tapar, ya que si bulle con mucha fuerza la espuma rebosará, como cuando hierve la leche.
Consejos para lavar de un modo más eficiente (mejor para tu cartera, mejor para la Naturaleza)
1.- No prelavamos la ropa, reducimos así el gasto energético y de agua (y si estás usando nueces, su vida útil será más larga).
2.- La ropa muy sucia la remojamos con sosa (Atención a las instrucciones de uso y a las precauciones a tener en cuenta).
3.- Para eliminar manchas muy rebeldes pretratamos la prenda con jabón (el lagarto o el “de la abuela” de toda la vida son perfectos para este fin, además son productos que se degradan muy bien. Otra opción ecológica y muy eficaz, aunque más cara y difícil de encontrar, es el jabón de bilis).
4.- Aprendemos a usar la lavadora correctamente, adaptando el programa a nuestras necesidades reales para esa colada, así se ahorra energía, agua y detergente. Intentamos pues usar los ciclos de altas temperaturas cuando sea realmente necesarios. Un lavado a 60 º consume un 40% menos de energía que uno de la misma duración a 90º. Además, si es hora de comprar una nueva, vamos a intentar escoger la más eficiente (intentaremos buscar también aquellas con ciclos económicos)
5.- Dosificamos bien: la mejor manera es añadir el detergente-jabón-nueces directamente en el tambor.
6.- Evitamos suavizantes, que no añaden nada al programa de lavado en sí. Si pruebas a tender la ropa al aire libre, verás que queda agradablemente suave. Si el agua en tu zona es dura, dos cucharadas de vinagre en el cajetín del detergente evitará los depósitos de cal entre las fibras de tu ropa (que es lo que la deja “dura”). Y no te creas que vas a oler a vinagre, te sorprenderá constatar que no huele a nada.
Uso como limpiador
Para limpiar las joyas: se hierven 7 u 8 medias cáscaras con 100 ml. de agua durante 5 minutos. Añadimos media corteza de limón y lo dejamos enfriar. Frotamos las joyas con el líquido resultante (por ejemplo, usando un cepillo de dientes viejo), recuperarán su brillo.
Para el lavavajillas, colocamos la bolsita con las nueces en el compartimento de los cubiertos. O bien ponemos 3 cucharadas soperas de la decocción en el cajetín del detergente. Como abrillantador podemos usar vinagre, aunque usando las nueces solas verás que el cristal ya no aparece blanquecino. De todos modos, las nueces pueden resultar insuficiente para un lavado “difícil”, por ejemplo, la fuente de un asado o cacerolas con restos pegados. Intentemos enjuagar estos “cacharros” cuanto antes, para evitar la comida pegada. Si no has podido evitarlo, con una esponja y agua podemos quitar lo más pegado. O añadir un poco de lavavajillas en polvo para “ayudar” a las nueces. Se pueden reutilizar un par de veces si lavas a alta temperatura o tres si usas los programas económicos.
Para aquellas piezas que no metemos en el lavavajillas, podemos usar la decocción para fregarlas a mano, usado como un lavavajillas habitual.Eso sí,. Tendremos que acostumbrarnos a fregar con mucha menos espuma. Si a la decocción le añadimos vinagre, nuestra mezcla tendrá efecto abrillantador además. Y, una vez seca las piezas, verás que tan sólo huele “a fresco”.
Como limpiacristales: mezclamos dos partes de la decocción con tres de vinagre. Esta mezcla la ponemos en un vaporizador y la utilizamos como el limpiacristales habitual.
Como producto multiusos para la limpieza de toda la casa; para fregar (usando la decocción diluída en agua), para limpiar las superficies delicadas, para desinfectar el baño y la cocina (usando la decocción en un vaporizador, sólo tienes que ir cambiando el trapo o la bayeta), etc.
Para lavar el coche, usamos la decocción aplicada con esponja o similar. Aclaramos. Es un detergente muy suave que no estropea los acabados del coche, ni los desgasta.
Otros usos
Para los insectos, en especial los mosquitos: nos podemos lavar o untar las partes del cuerpo expuestas con la decocción, los mosquitos no se acercarán. Puedes llenar un vaporizador de la decocción para facilitar su aplicación.
Igualmente, podemos usar la decocción como insecticida biológico para nuestras plantas, siendo un gran repelente para pulgones. No daña las plantas y es biodegradable. Lo podemos usar vaporizando el producto sobre las zonas a tratar.
Para lavar el pelo: pones en la bolsita unas 10 medias cáscaras en remojo en agua tibia para que se ablanden. Frotamos bien la cabeza con la propia bolsa, teniendo mucho cuidado ya que irrita los ojos. Aclarar. Resulta un champú antipiojos muy efectivo. También es anti-caspa. De todos modos, debido a su alto poder bactericida, personalmente no lo usaría durante períodos muy prolongados, por si puede afecta a la flora natural del cuero cabelludo. Sin embargo, la gente que lo ha usado dice que lo deja muy suave y brillante, y en India y Nepal se ha utilizado para este fin “toda la vida”. También podemos usarlo para lavarnos el cuerpo y las manos, por supuesto. Aunque, al igual que en el pelo, no sé si llegaría a afectar a la flora de la piel.
Para lavar a nuestras mascotas: si les lavamos con una decocción de nuez, su pelo quedará suave, brillante y con una acción antiparasitaria que durará algún tiempo. No te olvides de frotar para que la solución penetre bien, teniendo cuidado con los ojos, ya que es irritante. La dejamos actuar unos minutos y aclaramos. Pulgas, garrapatas, piojos, gala… la saponina es un excelente insecticida natural.
Fuentes
Hemos consultado las siguientes webs, y las hemos “aliñado” con nuestra propia experiencia:
www.nueces-de-lavado.es
www.distribuidoravaisnhavi.com
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Emiliano, en nuestro antiguo sitio, nos deja este comentario:
Saludos!!
Buen post, ya había oido algo sobre el tema, pero es post me resulta muy completo. El caso es que andaba buscando esas semillas. No las he probado todavía y me gustaría saber si alguien me puede decir, si esas semillas son tan naturales que si se siembran crece…y si alguien lo ha intentado…
Estoy pensando en rescatar un pequeño trozo de tierra, que no sirve para nada…pero que me vendría muy bien para poner un par de plantitas de esto y de lo otro…Estoy buscando algo de información sobre plantas, usos, y climatología y forma de cultivo…pero lo mio es el derecho..y estoy un poco pez en estos temas de nuevos cultivos..Mi familia es de campo y nos manejamos con lo tradicional…pero un poco de ayuda no vendría mal.
Si alguien está en lo mismo, o desea ayudarme podemos buscar alguna forma de colaboración..
Un saludo.
Campillero@hotmail.com
Hola!
Pues la verdad es que no tengo idea del cultivo de las nueces, pero cuéntanos lo que averigües!
Un beso y suerte con tu búsqueda.
Ah! y muchas gracias por visitarnos!!
Hola, entonces las nueces de lavado no se pueden usar para el lavado diario del rostro?
¿Cómo jabón líquido? yo no la usaría así tal cual en la limpieza de la cara, el manto lipídico de la piel es ligeramente ácido y las nueces de lavado son alcalinas. Un saludo.