Estos días he estado revisando las fotos del primer año de Marcos, que la familia dice que Lucas no se le parece y yo sigo diciendo sí, solo que Lucas tiene nariz y Marcos no tenía, jiji. Y me he encontrado con mis primeras aventuras con el fular: churrinudos variados. Y he recordado cuando encontré un artículo por ahí (en francés, creo), en el que explicaban que el «único» nudo «aceptable» para portar un recién nacido era el canguro (delante, detrás, cadera), por ser el más respetuoso con la postura de la espalda, cuello y tal. Y yo, que había llevado a Marcos desde los 15 días y hasta los dos meses en una cruz doble (y mal hecha), empecé a agobiarme… ¿le habré hecho daño?¿cómo se hace un nudo canguro?¿debería dejar de llevarle, ya que no soy capaz de hacer nada más que una cruz doble y una cruz envolvente? Con tres meses de Marcos empecé a hacer el famoso canguro, versión espalda (el que con el tiempo ha llegado a ser mi nudo favorito, escribo este artículo con Lucas durmiendo en mi espalda en él), y gracias a la primera reunión de la incipiente Red Canguro, aprendí a hacerlo bien (Gracias, Zoila!! :grin:). El canguro delante, sin embargo, se me resistió muchísimo más, aunque hoy en día es mi elección si tengo que portar delante. Total, que Marcos hasta los 3´5 meses no cató un canguro decente, y aún tuvo que esperar mucho más para salir a la calle en un canguro delante bien hecho.

Primer encuentro de Red Canguro

En la revisión de los 9 meses, para rematar, el pediatra mandó una resonancia de caderas para Marcos porque aún no gateaba :shock:, y volvió el miedo: «lo rompí llevándole así de mal…». Ahora lo pienso… menuda barbaridad, 9 meses!! Cada niño tiene su ritmo, y 9 meses no es, ni de lejos, una edad en la que deba saltar ninguna alarma, sobre todo sabiendo que hay niños que nunca gatean. Con ese convencimiento, aunque no sin cierto miedo, rechacé la resonancia. El niño no tenía nada raro en sus movimientos, y si bien había niños de su edad ya gateando, también los había que no o que acababan de empezar a desplazarse sentados, por ejemplo. No obstante, la duda estaba ahí «¿será posible perjudicar el desarrollo físico de un niño por portearle mal?«

Y es que en este mundo des-madrado de hoy, dudamos (y nos hacen dudar) constantemente de nuestras intuiciones-decisiones como madres: le cedemos decisiones privadas a los profesionales de la salud (¿o a tu médico de cabecera le preguntas si está bien o mal dormir con tu pareja? ¿o si comes pollo con arroz o con patatas? son decisiones del ámbito familiar) , dejamos que ciertas empresas nos digan cómo criar a nuestros retoños, incluso el desconocido que te cruzas por la calle te da su opinión («ese niño es muy grande para ir en brazos», «le llevas muy abrigado», «le llevas poco abrigado», «una torta le daba yo para que llore con motivo», etc.). Y si además, haces algo «raro» y en público (el colecho es en casa, pero el porteo puede ser en la calle) y tienes alguna duda al respecto, pues eres «carne de cañon». Bueno, que me enrollo, estábamos en que yo tenía miedo de haberle hecho daño al peque.

Hoy, los que conocéis a Marcos, sabéis que no tiene ningún problema físico y que su movilidad es más que buena. Se sube sin problemas a sitios que yo ni intentaría, corre con seguridad, tiene buen equilibrio y mucha fuerza. Y Marcos gateó, y al poco andó, y cuando le tocó empezó a saltar…. a su ritmo, fue adquiriendo todos los hitos.

Hoy por hoy, tengo claro que portear no puede perjudicar al bebé, pero acordándome de cuando no lo tenía tan claro, quiero contaros mis convencimientos al respecto.

El cuerpo, el portabebé «natural»

Los bebés humanos esperan ser portados. Como las crías de otras especies. Y cada especie tiene su recurso: los marsupiales tienen bolsas para llevarles, los primates pelo al que se agarran las crías y, en nuestro caso, tenemos los brazos. Cuando llevamos a nuestros hijos en brazos, instintivamente el bebé adopta la postura fisiológica: rodillas más alta que culo y espalda redondeada. Pero a veces las rodillas están a nivel del culo, y a veces más bajas, y a veces la espalda más recta… El bebé se mueve, y nosotros también, y vamos cambiando la postura. Y no pasa nada, estaremos más o menos cómodos pero, en general, el bebé va a gusto cuando le llevamos en brazos, le llevemos «mejor» o «peor» fisiológicamente hablando. Y, mi fe ciega en la Naturaleza, me dice que, si la herramienta que tenemos para llevar a nuestros hijos son los brazos, es porque esa variabilidad en la postura que naturalmente adoptamos es válida, y desde luego no perjudicial para el pequeño. Así que, si un día le llevas mejor puesto en el fular (o el portabebé que sea) y otros días un poco peor, no pasa nada, el niño no «se estropea».

Los portabebés y la «Selección Natural»

Los portabebés son «inventos» del ser humano para facilitarse la vida: en una sociedad nómada, como eran los primeros humanos, los bebés y niños tenían que ser transportados por los adultos, e imagino que no se tardó mucho en empezar a atarse los niños al cuerpo de diversas maneras, para facilitar esta labor. Pero hay muchísimos portabebés diferentes: materiales naturales cosidos y montados de diferentes maneras, y con diferentes formas. Tenemos testimonio gráfico de muchos de ellos y, si es así, es porque han resultado tan útiles y beneficiosos que las tribus que los usaban pasaron la información de generación en generación. Un portabebé tan malo que hubiera perjudicado la movilidad de sus usuarios, bien de los portadores bien de los portados, habría provocado una tribu en inferioridad de condiciones y, por tanto, dicha tribu se habría extinguido, y su portabebé con ellos. Deduzco por tanto que los portabebés que conocemos hoy en día es que superaron esta selección natural. Y fijaros qué variedad de opciones y posturas para los bebés.

Portabebés tradicionales

Conclusión, aunque los bebés no vayan en postura fisiológica, tampoco «pasa nada». Lo que me lleva al siguiente punto:

Miles de niños van en «colgonas»…

…y, salvo algún desagradable incidente, todos están sanos. No seré yo quien defienda este tipo de mochilas, en las que el niño va colgando de sus genitales (de ahí el mote) y en demasiadas ocasiones cara la mundo. Pero muchas familias las usan (y en muchos casos son la puerta a un porteo más respetuoso), y esos niños andan, y saltan y no tienen problemas físicos reseñables. Aunque la verdad es que no se han hecho estudios al respecto, la cosa es que en ese tipo de mochilas los bebés tampoco pasan demasiado tiempo (porque es incómodo para los papás). Y si el hecho de ir en estos portabebés tan antifisiológicos no afectan al desarrollo físico de los niños, mucho menos un portabebé de «los buenos» aunque no esté idealmente puesto.

El cuerpo es sabio

Por eso, las «colgonas» nos resultan incómodas. Porque el peso del bebé no va bien pegado a nuestro cuerpo, ni bien repartido. Igualmente, cuando llevamos un portabebé fisiológico mal colocado, normalmente no vamos tan cómodos como cuando lo llevamos bien, así que nuestro cuerpo nos avisa y la mala postura no la mantenemos demasiado tiempo.

Y van mejor que en cochecito

La postura del cochecito tampoco es la más fisiológica: ni va la espalda redondeada ni las rodillas más altas que el culo.  Y, además, el bebé va lejos de nosotros. No nos ve, no nos oye, no no huele, no nos siente.

Así que, si no tienes portabebé, coge la primera tela que tengas a mano y empieza a practicar. Por poco que portees, y aunque no lo hagas «bien», tu bebé (o niño) te lo agradecerá. ¡¡Y lo que lo vas a disfrutar tú!!

 

Porteando con un pareo

Las imágenes de los portabebés étnicos las he encontrado en las siguientes webs:

http://malaysianbabywearers.lefora.com/2009/01/09/traditional-babywearing-pic-heavy/

http://live.happybottomus.com/babywearing-around-the-world-asia/

http://firstpeoplesofcanada.com/fp_groups/fp_inuit5.html

http://pinkdaisygirl.blogspot.com/2010/05/navajo-dolls.html

http://arubanbreastfeedingmamas.blogspot.com/2009/12/baby-wearing-around-world.html

http://yuki-michelle.com/

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contacto

Elena López

Asesora,

consultora y

formadora de Porteo

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